La semana pasada, el Parlamento turco aprobó una prórroga para extender el despliegue del ejército en Siria e Irak por otros tres años más.
Esta decisión se produce a pesar del llamamiento por la paz emitido por el líder kurdo Abdullah Ocalan y los esfuerzos del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) para avanzar en esta iniciativa, junto con los continuos intentos de fomentar el consenso entre los partidos políticos sirios. Sin embargo, Turquía sigue usando sus viejos pretextos para mantener su ocupación de la región.
El analista político libanés Ali Yahya dijo a la agencia ANHA que “la decisión de Ankara de extender su mandato militar en Siria e Irak por otros tres años llega en una coyuntura local, regional e internacional muy sensible”.
“Esto se alinea con un nuevo cambio dentro de la política del Estado profundo turco hacia el PKK. A nivel regional, sigue la realineación geopolítica que Turquía ayudó a implementar hace unos nueve meses, marcando el comienzo de una fase de transición en la que se están redibujando las líneas locales y regionales”, agregó.
A nivel internacional, Yahya señaló que “a medida que los conflictos se extienden desde Ucrania hasta Asia Occidental y en toda África, Turquía busca salvaguardar sus ganancias estratégicas, desde el Corredor Zangezur hasta Libia”.
“En la superficie, la decisión parece tener como objetivo continuar las operaciones contra el PKK en Irak y las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) a través de la frontera -advirtió-. Sin embargo, en esencia, refleja la ambición más amplia de Turquía de reafirmar la influencia regional tras el colapso del antiguo orden”.
Yahya enfatizó que “esta es la extensión más larga (aprobada por el Parlamento) desde el inicio de la ocupación e intervenciones militares de Turquía, no una medida rutinaria, sino una declaración de intención de seguir siendo un actor principal, con la aprobación tácita de Estados Unidos, en la configuración de la Siria de posguerra y la gestión de la dinámica de seguridad del norte de Irak”.
Además, explicó que una retirada de las tropas turcas “abriría la puerta para que otros poderes, afiliados a Irán, los Emiratos Árabes Unidos (EAU) o los restos del antiguo régimen, llenaran el vacío. Por lo tanto, Turquía se está moviendo para asegurar un punto de apoyo permanente”.
Según Yahya, “Turquía está mezclando la lógica de seguridad con las ambiciones geopolíticas a través de una lente turanista. Tiene la intención de permanecer en la mesa durante el restablecimiento del Levante, tanto en mapas de influencia como en nuevos arreglos de seguridad”.
Al referirse al actual contexto sirio, Yahya dijo: “La extensión de la presencia militar turca en Siria garantizará que Turquía siga siendo el actor dominante sobre el terreno, capaz de influir y gestionar el panorama de seguridad, político y económico, especialmente durante la fase de transición de Siria a medida que reconstruye su nueva identidad nacional”.
A su vez, advirtió que Ankara tiene como objetivo “dividir y consolidar esferas de influencia junto con poderes de facto como Israel, Estados Unidos y Rusia, mientras remodela la cuestión kurda a través del poder duro y blando. Mientras tanto, otros actores regionales pueden reposicionarse, ya sea a través de la coordinación o la confrontación con Turquía, alimentando una nueva competencia geopolítica”.
En Irak, Yahya puntualizó que “la extensión (de la presencia militar) señala la intención de Ankara de continuar las operaciones contra el PKK en el norte iraquí y posiblemente expandir sus zonas de seguridad, un movimiento que puede tensar los lazos con Bagdad, pero fortalecer la coordinación de seguridad con el Gobierno Regional de Kurdistán (GRK), que comparte las preocupaciones de Turquía sobre la expansión del PKK”.
“A nivel regional, Turquía se está atrincherando como garante en el orden regional posterior al conflicto sirio. Su presencia en Siria e Irak refuerza su papel en la emergente arquitectura de seguridad colectiva del Mediterráneo Oriental y el Levante del Norte”.
Por su parte, el abogado sirio y activista político Adel al Hadi destacó que “es poco probable que Turquía retire su presencia militar de Siria o Irak antes de asegurar su parte de influencia en ambos países a través de acuerdos explícitos firmados por sus gobiernos y aprobados por Washington”.
“Esto demuestra que el compromiso de Turquía en los procesos de paz es en gran medida cosmético, un medio para pulir su imagen en lugar de un compromiso genuino -aseveró-. Turquía solo se adherirá a dichos acuerdos una vez que se garanticen sus intereses estratégicos”.
Al Hadi estimó que “mientras Israel busca ampliar el control sobre partes de Siria para su seguridad nacional, Turquía, a su vez, tiene como objetivo fortalecer su postura militar prolongando su despliegue tanto en Siria como en Irak”.
“En última instancia, Turquía no ganará más de lo que Washington le permita, mientras que Irán también puede desempeñar un papel decisivo como cogarante en los acuerdos de Astana junto con Turquía y Rusia”, finalizó.
FUENTE: ANHA / Edición: Kurdistán América Latina