Una decisión no oficial generó indignación en Damasco, la capital de Siria. Quienes viajan en autobús público ahora ven avisos que indican que hombres y mujeres no pueden sentarse juntos y que los asientos delanteros están reservados para los hombres.
Los avisos desataron debate en redes sociales, mientras que el gobierno interino sirio, liderado por Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), no se pronunció al respecto.
Algunos usuarios de las redes sociales critican los avisos y dicen que “esta práctica refuerza la desigualdad de género y los prejuicios de género”.
“Esta decisión es un retroceso y no refleja ningún avance”, declaró Reem al Ahmad, una ciudadana de Damasco. “Los problemas que enfrentan las mujeres, como el acoso, el robo y el comportamiento inmoral, no se pueden frenar con discriminación de género, sino con leyes disuasorias y educación”, agregó.
La búsqueda de un equilibrio entre la protección de las mujeres y la defensa de las libertades individuales complica aún más el debate sobre la discriminación de género en el transporte público. Usuarios de redes sociales critican esta práctica, subrayando que esta “profundizará la discriminación de género” en la ciudad.
En enero pasado, en Damasco se vieron cientos de carteles de publicidad sobre la forma de la ropa y vestimenta de las mujeres, que también generaron reacciones de rechazo.
Los anuncios desplegados a principio de año se difundieron bajo el nombre de “Campaña del Hijab de Mujeres Musulmanas”, con la cual se las llamaba a adherirse a una “vestimenta modesta” que cubre todo el cuerpo y la cara. Esto provocó un debate generalizado sobre el derecho de las personas a expresar sus opiniones y el grado en que estas exhortaciones afectan la libertad de las mujeres para elegir su vestimenta.
Siria es una nación con una gran diversidad religiosa y étnica, y la población enfrenta hoy el reto de preservar este mosaico que siempre ha caracterizado a la nación.
FUENTE: Rama Halef / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina