Entre el Tigris y el Éufrates, los ríos sagrados de la antigua Mesopotamia que ya aparecen en la epopeya de Gilgamesh, se ha forjado una insólita revolución en los últimos lustros: la de las mujeres. Las protestas de la Primavera Árabe de 2011 contra el brutal régimen de Bashar al Asad desembocaron en una cruenta guerra civil en Siria. Y en el nordeste del país, entre las fronteras con Irak y Turquía, donde se extiende el Kurdistán sirio, la resistencia kurda tomó el poder para crear Rojava, una autonomía de facto (técnicamente, la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria, aunque no sea reconocida oficialmente por la ONU). Las mujeres lucharon junto a los hombres, creando las Unidades de Protección de las Mujeres (YPJ) integradas por milicianas. Y lo siguen haciendo hoy. Muchas se quitaron el velo para vestir el uniforme militar, otras eran cristianas, otras refugiadas, otras de minorías étnicas… Y consiguieron su parcela de libertad, de igualdad, un territorio bajo el lema “Jin, Jiyan, Azadi” (“Mujer, Vida, Libertad”). Un lema que se popularizó globalmente en 2022, tras las protestas en Irán por la muerte de Mahsa Amini por no usar el hiyab, pero que tiene sus raíces en el movimiento kurdo y Rojava, inicio de una verdadera revolución feminista en Oriente Medio, aunque apenas nos lleguen noticias a Occidente.

“En los medios internacionales Rojava centró la atención durante los años de su lucha contra el ISIS, sobre todo entre 2014 y 2019. Pero ha caído completamente en el olvido. Por eso es necesario continuar hablando de la lucha y resistencia de esas mujeres, de un territorio clave para la transformación social y política de toda la zona”, explica la fotógrafa Victòria Rovira, que expone su reportaje gráfico “Rojava. Mujeres entre guerras”, en el Palau Robert de Barcelona. En total, 70 imágenes tomadas entre 2021 y 2025 sobre la vida en la región, desde las militares hasta las civiles, incluso las esposas de los miembros del ISIS que viven en campos de refugiados (ellas sí, con niqab).
“Aunque la presión del ISIS ha disminuido aún existen células durmientes por toda Siria. Rojava se enfrenta a múltiples amenazas, sobre todo la de Turquía, con atentados continuos, secuestros de civiles y desplazamientos… Ahora la guerra se hace con drones y son muy precisos en los ataques contra sus objetivos, muchos de ellos mujeres del YPJ”, cuenta Rovira, que desde 2021 ha estado yendo y viniendo de Rojava, después de pasar seis meses en el Kurdistán iraquí.

“La historia de Kurdistán, que abarca Irak, Siria, Turquía e Irán es muy compleja. No es fácil entender la región y su estructura. Pero de Rojava me impresionó la fuerza de las mujeres y lo mucho que se las respeta, algo que no he visto en ningún otro lugar de Oriente Medio. No solo luchan por su libertad, sino por la de todas las mujeres, sean kurdas, armenias, árabes o cristianas. Allí conviven muchas comunidades, tanto de gente desplazada como refugiada por todo tipo de conflictos”, dice Rovira.
En sus imágenes impacta la estética militar de las mujeres militares musulmanas. Y sus heridas. Como las de Ronahi Khabat, una soldado del YPJ que perdió la pierna por un dron turco durante la batalla de Hasaka, en 2022. Aún así, ella sigue luchando, aunque no desde primera línea. “También hay milicianas cristianas de consejos militares como el asirio y siríaco, que fueron el primer objetivo del ISIS. Y muchas mujeres liberadas de su control”, incide la fotógrafa.
En kurdo, Rojava significa el lugar donde se pone el sol. Y como si fueran las dignas descendientes de la diosa babilónica Ishtar, deidad del amor y de la guerra, sus mujeres continúan defendiendo una tierra en la que puedan vivir en libertad.
Muestra “Rojava. mujeres entre guerras”. Palau Robert. Barcelona. Del 9 de octubre al 30 de noviembre.
FUENTE: Vanessa Graell / El Mundo / Fotos: Victòria Rovira