La política kurda e integrante del Congreso Nacional de Kurdistán (KNK) en Estados Unidos, Esreen Ghadri, afirmó que el pueblo kurdo en Irán debe “abandonar la división” y tener claro que “la libertad no es posible ni a través de la reconciliación con el régimen ni cayendo en las trampas de potencias extranjeras”.
A medida que Medio Oriente se ve arrastrado por una nueva tormenta geopolítica, los enfrentamientos entre Irán e Israel vuelven a sacudir el equilibrio regional. Al analizar este nuevo panorama, Ghadri afirmó que el régimen iraní está entrando en su fase final, un proceso que no es espontáneo, sino el resultado de un plan ejecutado paso a paso por las potencias occidentales.

La integrante del KNK subrayó que el presidente Donald Trump abandonó repentinamente la cumbre del G7 en el punto álgido del conflicto para dirigirse al centro de crisis de la Casa Blanca, lo que calificó como una clara señal de que Estados Unidos se preparaba para dar pasos diplomáticos y militares contundentes contra Irán.
También destacó que, tras este movimiento, se anunció el despliegue de bombarderos B-52 en la región, lo que evidencia que Estados Unidos, Francia y el Reino Unido están acelerando sus preparativos tanto sobre el terreno como en el plano diplomático para someter a Irán.
“Las potencias occidentales no quieren un Irán democrático. Quieren un Irán que puedan controlar: militarmente débil, políticamente dependiente y económicamente abierto a inversiones extranjeras, especialmente en sectores como la energía y las infraestructuras”, advirtió.
Ghadri consideró que Rusia y China, países con potencial para alterar el curso de la guerra entre Israel e Irán, no intervendrán militarmente. Además, señaló que ambas naciones prefieren una reestructuración ordenada y guiada frente al caos actual.
“No quieren justicia, quieren influencia. Los acuerdos sobre energía, armas y reconstrucción en Irán demuestran que Rusia y China no desean la caída total del régimen. Más bien creen que pueden beneficiarse de una estructura debilitada pero aún en pie”, detalló.
Ghadri sugirió que ambos actores están implicados indirectamente mediante acuerdos secretos. “Temas como las reducciones arancelarias para China y las negociaciones con Rusia sobre Ucrania forman parte de la cooperación silenciosa en torno al expediente iraní -indicó-. No participarán directamente en la guerra entre Israel e Irán, pero sin duda estarán involucrados entre bastidores”.
La representante del KNK reflexionó que “lo que estamos presenciando no es el colapso de la diplomacia, sino el colapso del orden internacional establecido tras la Segunda Guerra Mundial, un orden que no sirve a los intereses de los pueblos de la región. Está comenzando una nueva Guerra Fría, pero esta vez no se definirá por ideologías, sino por el acceso a recursos energéticos, rutas comerciales y el control regional”.
Ghadri explicó que el derecho internacional se ha convertido en una mera “fachada” y que “los imperialistas de hoy no llevan botas, llevan trajes. Están redibujando fronteras, formando nuevas alianzas y moldeando futuros regímenes mediante planes diseñados en la ONU. El Acuerdo Sykes-Picot vuelve a escena, solo han cambiado los métodos y las prioridades”.
La representante del KNK estimó que este es un momento crítico para los kurdos en Irán, y que el colapso del régimen supone una responsabilidad histórica para la política kurda. “El PJAK (Partido por la Vida Libre de Kurdistán) no necesita el permiso de nadie para defender al pueblo del Rojhilat. El PJAK está preparado, política, militar e ideológicamente, para construir un futuro libre y democrático. Sabemos que el PJAK estará junto a nuestro pueblo en todos los aspectos”.
A su vez, enfatizó que los demás movimientos políticos kurdos también deben esforzarse por cumplir con esta responsabilidad histórica. Dirigiéndose directamente al Partido Democrático de Kurdistán de Irán (PDKI) y al movimiento Komala, liderado por Abdullah Mohtadi, destacó: “El colapso o la reestructuración del régimen se está desarrollando momento a momento. Este no es un tiempo simbólico para la unidad kurda, es un tiempo estratégico. Si el PDKI y Komala siguen actuando desconectados del resto de fuerzas kurdas, o peor aún, si se posicionan en función del aval de potencias externas, estarán repitiendo una traición histórica al pueblo kurdo. Esto no solo representa un riesgo de pérdida histórica, sino de comprometer nuestra libertad futura”.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina