El poeta İlhan Sami Çomak, detenido en 1994 a los 21 años de edad, fue liberado el martes por la noche tras cumplir 30 años de prisión en Turquía. Su esperada liberación, celebrada por activistas de derechos humanos y el mundo literario, ha vuelto a poner de relieve la situación de otros presos cuyas penas de prisión se han prolongado ilegalmente.
En declaraciones tras su liberación, Çomak expresó su preocupación por quienes siguen en prisión. “Dejé atrás a muchas personas que me importan. Hay amigos cuyas sentencias han sido prolongadas ilegalmente o injustamente por la administración y los comités de vigilancia [de la prisión]. Estas injusticias deben abordarse de inmediato”, manifestó.
Durante su encarcelamiento, Çomak publicó ocho libros de poesía y recibió elogios internacionales. Si bien su liberación se considera un hito significativo, los defensores de los derechos humanos esperan que también llame la atención sobre las injusticias sistémicas que sufren prisioneros como Ali Koç, estudiante de la ciudad de Diyarbakır (Amed), encarcelado en 1992, y Remziye Polat, una joven detenida hace nueve años a los 16 años de edad, quienes ya cumplieron las condenas.
Turquía ha sido ampliamente criticada por su trato a los presos políticos y por su aplicación de largas penas de prisión, que a menudo se consideran una herramienta para reprimir la disidencia. Muchas personas acusadas de delitos políticos, incluidos periodistas, académicos, activistas y políticos kurdos, han recibido sentencias desproporcionadamente largas por cargos como “pertenencia a una organización terrorista” o “alteración de la unidad e integridad del Estado”.
Un punto de discordia importante es el sistema de libertad condicional de Turquía, que a menudo exige que los presos demuestren “remordimiento” o “buena conducta” para poder optar a la liberación. Estos criterios subjetivos se utilizan a menudo para denegar la libertad condicional, incluso cuando los presos han cumplido la totalidad de sus condenas. Además, los comités administrativos y de seguimiento encargados de evaluar la idoneidad de los presos para la libertad condicional han sido criticados por su falta de transparencia y su tendencia a castigar a los prisioneros por tener convicciones políticas o asociarse con otros presos políticos.
Los Tribunales de Seguridad del Estado de Turquía, hoy extintos y que funcionaron entre 1972 y 2004, desempeñaron un papel importante en la condena de muchos presos y muchas presas políticas. Estos tribunales, a menudo presididos por jueces militares, fueron criticados por su falta de independencia y por sus duras sentencias contra activistas kurdos y figuras de la oposición. Aunque han sido abolidos, su legado sigue vigente, ya que muchas de sus decisiones aún no han sido revisadas.
El sistema penitenciario de Turquía sigue siendo objeto de escrutinio por el trato que dispensa a los presos. Hay numerosos informes sobre condiciones inhumanas, castigos arbitrarios y violaciones de derechos, incluidos registros de celdas y restricciones a las visitas familiares. Los casos de İlhan Sami Çomak, Ali Koç y Remziye Polat ilustran cómo los problemas sistémicos en el sistema judicial y penitenciario prolongan el encarcelamiento de muchos presos, incluso cuando legalmente ya han cumplido las condenas.
Esto ha convertido a Turquía en uno de los países más criticados por los organismos internacionales por sus violaciones de los derechos humanos, lo que pone de relieve la urgente necesidad de reformas en sus sistemas judicial y penitenciario.
🔴Kurdish poet İlhan Sami Çomak released after 30 years imprisonment in Turkey
📌Kurdish Poet İlhan Sami Çomak gains freedom after 30 years in a Turkish prison! #IlhanSamiComak | #Freedom | #Turkey | #Prison
🔗https://t.co/QJPXljdE5f pic.twitter.com/uaccwzwCau— MedyaNews (@medyanews_) November 27, 2024
Ali Koç ha cumplido más de 31 años de cadena perpetua por “alterar la unidad e integridad del país”. Detenido en 1992 por los Tribunales de Seguridad del Estado, Koç debía ser puesto en libertad en diciembre de 2022. Sin embargo, la junta de libertad condicional ha retrasado repetidamente su liberación, citando su “falta de remordimiento” y su historial disciplinario. Más recientemente, en enero de 2024, su liberación se volvió a posponer tres meses. Koç afirma que al menos a 14 presos se les ha negado la libertad condicional de forma similar a pesar de haber cumplido sus condenas.
Otro caso llamativo es el de Remziye Polat, de 25 años, cuya liberación de la prisión de mujeres de Şakran en Esmirna se ha retrasado a pesar de que ella también cumplió su condena. Polat fue detenida cuando era adolescente y condenada a 12 años y 6 meses de prisión por presunta “pertenencia a una organización terrorista”. Tenía previsto salir en libertad condicional el 11 de octubre de 2021. Sin embargo, los funcionarios de la prisión ampliaron su condena alegando, una vez más, que no había mostrado “remordimiento”. Su abogado, Şükran Öztürk, sostiene que la decisión es infundada, ya que Polat no tenía cargos disciplinarios en su contra en el momento de su liberación prevista.
El padre de Polat, Şerafettin Polat, describió el sufrimiento de la familia: “El día que la esperábamos de regreso a casa, recibimos una notificación de que su sentencia había sido prolongada. Estas prácticas son ilegales. Los presos son insultados, oprimidos y allanados en mitad de la noche. Nos preocupamos por su seguridad todos los días”.
La liberación de los presos políticos Aydın Kudat y Abdurrahman Güner, encarcelados desde 1992 por presuntos delitos contra el Estado, se ha pospuesto por cuarta vez debido a su negativa a arrepentirse. A pesar de haber cumplido más de 32 años de prisión y tener derecho a la libertad condicional según la legislación turca, la administración de la prisión de tipo T de Karabük pospuso nuevamente su liberación el 28 de agosto, citando su negativa a firmar una declaración de arrepentimiento.
Estos ejemplos, que son apenas algunos de los muchos casos similares, ponen de relieve las crecientes críticas al sistema de libertad condicional de Turquía, en el que requisitos como demostrar “remordimiento” y evaluaciones subjetivas de “buena conducta” han dado lugar a demoras arbitrarias. Los críticos sostienen que estas prácticas violan los derechos de los presos y socavan la integridad del sistema de justicia.
FUENTE: Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina