El 9 de octubre marca el quinto aniversario del inicio del ataque por parte del Estado turco y sus mercenarios contra las ciudades de Serekaniye y Gire Spi (Tal Abyad), en Rojava, utilizando todo tipo de armas, incluidas las prohibidas internacionalmente.
Turquía ocupó un área de 110 kilómetros de ancho y 30 kilómetros de profundidad dentro del territorio sirio, en su tercer ataque terrestre, ya que el primero fue en Jarabulus, Azaz y Al-Bab, en agosto de 2016, y luego en Afrin, en 2018.
La ocupación fue el resultado de un nuevo acuerdo político entre los tres países dentro de las cumbre de Astana (Rusia, Turquía e Irán) para expandir la ocupación turca del territorio desde Afrin hasta Gire Spi y Serekaniye.
Además, Turquía trabajó para establecer esta ocupación desplazando a la población originaria después de practicar lo que los informes internacionales generalmente describieron como crímenes de guerra y asesinatos deliberados.
Pretextos escamosos para la ocupación
Tras la derrota geográfica de los mercenarios de ISIS por parte de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), en marzo de 2019, la ira de Turquía aumentó. Así que Ankara intensificó sus movimientos bajo pretextos y argumentos endebles, como proteger sus fronteras, lo que contradice los hechos sobre el terreno, donde Turquía no se movió durante la presencia de ISIS a lo largo de la frontera turca.
Desde la percepción histórica, el Estado turco tiene antiguas ambiciones en la ciudad de Serekaniye, que fue sometida en el segundo año de la crisis siria, en 2012, en un intento de ocupación por parte de Turquía a través de sus mercenarios del grupo Jabhat al-Nusra. Sin embargo, la resistencia mostrada por las Unidades de Protección del Pueblo y las Unidades de Protección de la Mujer (YPG/YPJ) frustró ese complot.
Desde entonces, esta ciudad fue objeto de ataques de ocupación turca durante todo ese período hasta 2019. Con el fin de eliminar los argumentos de la ocupación turca y evitar que lance ataques contra la región, las FDS respondieron a los esfuerzos de calma después de las conversaciones entre Estados Unidos y Turquía, por un lado, y entre las Fuerzas Democráticas Sirias y la Coalición Internacional contra ISIS, por otro.
El 7 de agosto de 2019, se anunció un acuerdo que estipulaba la formación de una “zona segura” y una sala de operaciones conjunta entre las dos partes (Turquía y Estados), y comenzaron las patrullas conjuntas estadounidense-turcas a una profundidad de 5 a 9 kilómetros. Las Fuerzas Democráticas Sirias retiraron todas sus fuerzas y armas, y retiraron las barreras militares bajo la supervisión de las tropas estadounidenses para disipar las supuestas preocupaciones turcas.
A pesar de esto, la decisión estadounidense durante el mandato del expresidente Donald Trump de retirarse del territorio sirio, tras un acuerdo con Ankara, brindó a esta última la oportunidad de completar sus ambiciones en Siria. Turquía violó lo acordado y lanzó un ataque contra Serekaniye y Gire Spi, provocando una reacción de denuncias en muchos círculos militares y políticos dentro de Estados Unidos y los países europeos, que acusaron a Trump de abandonar los compromisos de Washington de apoyar a los socios contra la lucha contra los mercenarios de ISIS en la región.
La resistencia heroica unió a la gente
Las FDS anunciaron su disposición para hacer frente a los ataques del ejército de ocupación turco y sus mercenarios, y para defender sus áreas en el norte y este sirio bajo el nombre de “Resistencia con Dignidad”, y lograron evitar que los atacantes entraran en las dos ciudades durante 10 días, a pesar del uso de aviones y misiles, incluidas las armas prohibidas internacionalmente.
Frente a la continua resistencia y la gran presión popular en el noreste de Siria y la comunidad internacional, Turquía, Rusia y Estados Unidos se vieron obligados a satisfacerse con la ocupación de las dos ciudades.
Después de eso, tanto Moscú como Washington recurrieron a la acción, ya que Estados Unidos dijo que había acordado con Turquía un alto el fuego, seguido de la visita de Recep Tayyip Erdogan a Rusia y su reunión con el presidente ruso Vladimir Putin.
Debido a un entendimiento entre las Fuerzas Democráticas Sirias y las tropas rusas, se estipuló la realización de patrullajes rusos en las zonas fronterizas entre el ejército de ocupación turco y la Administración Autónoma (AADNES), además del despliegue de las fuerzas gubernamentales de Damasco en esas áreas. A pesar de esto, los esfuerzos del Estado de ocupación turco y sus mercenarios para controlar más áreas en el noreste de Siria no se han detenido hasta ahora, especialmente con sus ataques contra la infraestructura de la región y sus líderes principales.
Después de la ocupación de las dos ciudades, las fuerzas ocupantes comenzaron a modificar la identidad y la cultura de la zona, a través del cambio demográfico en la estructura de la población, con el desplazamiento de la gente y el asentamiento de las familias de sus mercenarios, sobre todo de ISIS, junto con la turquificación de la región al imponer los planes de estudio de las autoridades turcas y negociar con la moneda turca.
Los ataques y crímenes de la ocupación turca en Serekaniye y Gire Spi han provocado el desplazamiento de más de 300.000 civiles y el asentamiento de familias de mercenarios, ya sean iraquíes, afganos y turcomanos.
Según las estadísticas de la AADNES, aproximadamente 100.000 civiles han sido desplazados de Gire Spi y sus alrededores, y 6031 personas desplazadas viven en el campo de refugiados que se estableció el 22 de noviembre de 2019 en la ciudad de Tal al-Saman, al norte de la ciudad de Raqqa. El resto de las personas desplazadas están distribuidas en Tabqa y Kobane.
Los desplazados de Serekaniye se distribuyen en el campamento de Washo Kani, que se estableció en 2019 e incluye a 14.714 personas y 2373 familias. Después de que aumentara el número de desplazados, la AADNES abrió otro campamento en la ciudad de Hasaka, que incluye 14.073 desplazados y 2815 familias.
Los desplazados se distribuyen de la siguiente manera: 1150 individuos y 230 familias en Al-Darbasiyah, 4500 individuos y 900 familias en Tal Tamr, 2000 individuos y 400 familias en Zarghan, 1600 familias distribuidas en los vecindarios de la ciudad de Hasaka y 6590 individuos, mientras que 9174 personas están en Al-Arisha. En Qamishlo hay 694 familias y 3470 individuos en el centro de la ciudad, 323 familias y 161 individuos en la localidad de Girkê Legê, 310 familias y 1550 individuos en la ciudad de Amuda, 30 familias y 150 individuos en Tal Hamis, 193 familias y 965 individuos en Tirbespiye, 14 familias y 70 individuos en la ciudad de Tal Brak, 115 familias y 575 individuos en Çil Agha, y en la ciudad de Derik un total de 866 familias y 4330 personas.
Además, la ocupación turca y sus mercenarios evacuaron y desplazaron a los residentes de 15 aldeas yazidíes en Serekaniye y sus alrededores, se apodaron de 65 casas y todas las propiedads de los yazidíes, destruyeron 80 casas en las aldeas de Al-Dawudiyah y Khirbet Jamo, y construyeron cuarteles militares donde antes había viviendas. A su vez, desenterraron las tumbas de los yazidíes y retiraron los restos.
Por orden de Turquía, en los primeros días después de la ocupación se establecieron 400 mercenarios iraquíes de ISIS en Serekaniye y Gire Spi, y se transfirió a 1400 mercenarios sirios con sus familias desde Idlib. Además, secuestraron a 78 personas acusadas de trabajar para la AADNES.
FUENTE: Renas Ramo / ANHA / Edición: Kurdistán América Latina