Normalización y aceleración

Al momento de escribir este artículo, Israel había atacado el mayor yacimiento de gas natural de Irán. Por lo tanto, el objetivo de la guerra era el colapso económico de Irán. Esto debería llevarnos a considerar que esta es una señal importante de que la guerra continuará.

No basta con que lo pensemos. El Estado turco y el gobierno del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) deben reflexionar sobre ello aún más que nosotros. Como en la mayoría de las guerras, es fundamental tener en cuenta la alta probabilidad de que este extenso ataque aéreo se convierta en una guerra terrestre. Si bien Israel puede causar daños significativos a Irán mediante ataques aéreos, la respuesta iraní podría ser débil. En tal caso, Irán se enfrentará al peligro de un cambio de régimen y una fragmentación ante los ataques aéreos, o se verá obligado a convertir la guerra en una guerra terrestre, atacando finalmente a Israel. Por ejemplo, atacando el país desde donde despegan algunos de los aviones israelíes.

Estas son las posibilidades que me vienen a la mente. El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas y los servicios de inteligencia deben estar calculando escenarios más detallados, incluyendo aquellos que involucran a Turquía.

Independientemente del escenario que se calcule, estas posibilidades —que conmoverán a todos los estados de Medio Oriente, incluso a Pakistán y la India, y posteriormente a Rusia y quizás a China— no deberían dar lugar a errores de cálculo ni a ambiciones peligrosas. Por ejemplo, Turquía no debería contemplar con ojos aventureros la posibilidad de verse arrastrada a una guerra con Irán junto a Azerbaiyán bajo la presión de Estados Unidos e Israel. Ni siquiera debería considerar la idea de tomar el control de Bashur (Kurdistán iraquí) y Rojava (Kurdistán sirio) antes o durante la guerra con Irán, a cambio de “servicios” prestados a Israel y Estados Unidos. Porque si se embarca en tal aventura, “en el camino hacia la toma de Bashur y Rojava, podría perder no solo Bakur (Kurdistán turco), sino también el norte de Chipre”. Si la guerra se extiende a territorio turco, podría desencadenar levantamientos internos entre pueblos que se enfrentan a la muerte, y si esto no resulta en una revolución, resultará en caos.

Si la mayoría de la opinión pública turca hubiera estado preparada —no en el futuro, sino durante estos días y meses críticos— para acabar con la mayoría de Erdoğan con el objetivo de avanzar hacia la democracia, argumentaría en este artículo que la única solución para evitar una catástrofe para los pueblos turco y kurdo es poner fin urgentemente al régimen de Erdoğan, como dijo una vez Fuat Ali Rıza. Sin embargo, el [principal partido de la oposición] Partido Republicano del Pueblo (CHP) carece de la organización y la intención de dar siquiera un paso más allá de las “manifestaciones” hacia una lucha democrática revolucionaria. [El líder del CHP] Özgür Özel puede tomar medidas radicales bajo la presión de las bases. Pero nadie puede garantizar que lo hará.

En esta situación, el Estado turco y el gobierno del AKP deben aprovechar la última oportunidad que les ofrece el presidente Apo (el líder kurdo encarcelado Abdullah Öcalan), encaminarse hacia el objetivo de la “paz y una sociedad democrática” y dejar de esperar a ver si la guerra entre Israel e Irán da algún resultado. Por lo tanto, en lugar de estancar el proceso de paz y democracia, deben apresurarse. Esta vez, “no es el que se apresura el que perece, sino el que se demora”.

No sé si eso sucederá o no, pero, por ejemplo, Israel, que logró eliminar a casi toda la cúpula del ejército iraní con las operaciones del Mossad, si hubiera planeado una guerra entre Turquía e Irán, podría montar una provocación tan sofisticada en las fronteras de los dos países que Erdoğan podría encontrarse en medio de la guerra al día siguiente.

En tal contexto, debería ser el CHP el primero en reconocer que poner en receso a la Gran Asamblea Nacional Turca (Parlamento) sería una gran trampa para toda la oposición. En los primeros minutos de semejante provocación, antes incluso de que el Parlamento tenga la oportunidad de intervenir, el gobierno —como se sabe, según la “regulación actualizada” del año pasado— podría declarar la movilización y la guerra, convirtiendo así a Turquía en un “régimen unipersonal sin oposición ni elecciones”. Independientemente de si hay guerra o no, algo irreversible ya habrá sucedido.

Por eso, lo que hay que hacer ahora, en un momento en el que cientos de aviones y misiles balísticos vuelan justo al lado, es que la oposición se una sin demora, convoque al Parlamento a una sesión extraordinaria aunque esté en receso y presione al gobierno —para reforzar el “frente interno”— hacia la “normalización” política y hacia la “aceleración” del proceso de paz.

FUENTE: Veysi Sarısözen / Yeni Özgür Politika / Fecha de publicación original: 16 de junio de 2025 / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

viernes, junio 20th, 2025