Las mujeres, desplazadas forzosamente del cantón kurdo de Afrin por los ataques del Estado turco y sus grupos mercenarios, han preservado su cultura en los campos de desplazados internos a pesar de todos los desafíos.
De esa manera, mantienen viva la esperanza de regresar a Afrin tocando tambores, zurnas, baglamas, bailando danzas folclóricas y cantando canciones.
Si bien Afrin es famoso por sus olivos y su naturaleza, también posee una rica cultura musical. Conocidos por su gran voz, las habitantes siguen cantando a pesar del desplazamiento.
Leyla Rashid es miembro del Movimiento Cultural de Mujeres Hîlala Zêrîn en el noreste de Siria y del grupo musical Mártir Mizgin, con sede en Shahba. “Aunque fuimos desplazadas, no permitimos que los desafíos nos impidan preservar nuestra cultura y patrimonio”, contó Leyla.
El 27 de noviembre de 2024, el Estado turco y sus facciones armadas atacaron el cantón de Shahba, en el norte y este de Siria, provocando el desplazamiento de miles de personas. Entre ellas se encontraban las desplazadas de Afrin.
“Las habitantes de Afrin siguen practicando su arte a pesar de haber sido desplazadas dos veces”, dijo Leyla, que indicó que recientemente formaron el grupo folclórico Zerya Zerin y el grupo musical Xwebûn en el cantón de Tabqa. “Estamos decididas a preservar nuestra cultura”, remarcó.
Hasta ahora, Xwebûn ha realizado numerosos conciertos y participado en festivales en Tabqa y Raqqa. “Todas las integrantes del grupo son mujeres -relató Leyla-. Seguimos trabajando a pesar de la falta de equipo adecuado y las deficiencias. Las integrantes del grupo reciben educación en tiendas de campaña que no las protegen del calor ni del frío”. “Estos desafíos no representan un obstáculo para nosotras -aseguró Leyla-. Afrin es un recuerdo que vive en nuestros corazones, con sus ríos, montañas y arte, y una motivación para resistir estos desafíos hasta que regresemos a nuestra patria”.
Por su parte, Nasreen Mohammed, una mujer desplazada de Afrin e integrante del grupo folclórico Zerya Zerin, expresó su añoranza por su tierra. “Nunca nos rendimos a pesar de todos los desafíos. Seguimos representando nuestra cultura”.
“Afrin es famoso por sus tambores y flautas. Formamos nuestro grupo en el campamento de Barış en Tabqa -señaló-. El grupo está formado por doce mujeres. Hemos actuado en las celebraciones del Newroz, en eventos del Día Internacional de la Mujer, en el cumpleaños de Abdullah Öcalan y en muchas otras celebraciones hasta la fecha”.
A su vez, Rubi Mohammed, cantante de Xwebûn, tenía solo siete años cuando fue desplazada de Afrin. Empezó a tocar instrumentos musicales a los nueve años.
“Aprendí a tocar el saz en un campamento para desplazados internos en Shahba -contó-. Mi madre me animó a tocarlo, buscando un profesor. No era la única persona interesada en la música en el campamento: todos los niños tenían talento para tocar instrumentos musicales y cantar. Tras ser desplazado por segunda vez, no dejé de cantar. Ahora soy miembro del grupo musical Xwebûn, donde toco el saz y canto. Superaremos todos los obstáculos para regresar a Afrin”.
FUENTE: Silva Ibrahim / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina