La guerra en Siria, que se extiende desde 2011, afecta a todos los segmentos de la sociedad, causando miles de muertos, heridos y desplazados. Los alauitas que viven en las regiones costeras sirias se encuentran entre las personas desplazadas por la fuerza dentro del país. Las milicias armadas que apoyan al gobierno interino sirio, liderado por Hay’at Tahrir al-Sham (HTS), cometieron violaciones contra la comunidad alauita desde marzo de 2025, lo que representa una amenaza tanto para la seguridad como para la vida cotidiana de esa población.
Los alauitas son objeto de diversas violaciones de derechos, como detenciones arbitrarias, masacres y desplazamientos forzados, en medio del deterioro de las condiciones de seguridad. Esta situación obligó a muchos de ellos a huir de sus hogares hacia norte y el este de Siria con la esperanza de encontrar una vida más segura.
“Hemos perdido nuestros hogares. Vinimos aquí con la esperanza de encontrar una vida más segura. Sin embargo, aún vivimos en constante ansiedad”, dijo una mujer alauita desplazada de las regiones costeras.
Estas palabras revelan la dura realidad que enfrenta el pueblo alauita en un momento en que el panorama político de Siria es incierto y se espera que la comunidad internacional asuma la responsabilidad de proteger a los civiles, independientemente de su identidad étnica y religiosa.
Mona El-Muhammed, una mujer alauita que reside en el norte y este de Siria, ayuda a sus familiares tras haber huido de las regiones costeras sirias sin llevarse nada consigo. “Tras la caída del régimen sirio, el país se vio arrastrado a un período de caos sangriento y división. Los civiles, especialmente las comunidades alauita, drusa y cristiana, han pagado el precio de este caos”, declaró a JINHA. “Estas personas han sido víctimas de graves violaciones por parte del nuevo gobierno. Estas violaciones han afectado a todos, incluidos niños, mujeres y ancianos”, agregó.
Mona El-Muhammed siempre recomienda a sus amigos y familiares en las regiones costeras de Siria que se trasladen al noreste del país.
“Mi hogar está abierto a todas las familias, ya sean alauitas, sunitas, drusas o cristianas. No hay cabida para el sectarismo en el norte y el este de Siria -remarcó-. Las personas que viven en las regiones costeras de Siria han sido sometidas a graves violaciones a pesar de no tener ninguna conexión con el régimen baazista. Lo que ha ocurrido allí no es una guerra, sino una masacre cometida contra personas inocentes. Hemos presenciado cómo niños, mujeres y padres han sido brutalmente asesinados en nombre de la religión”.
Muchos medios de comunicación ignoraron los crímenes cometidos contra civiles sin informar del sufrimiento de cientos de familias. Desde marzo de 2025, más de 1000 alauitas fueron asesinados en las regiones costeras de Siria. “Mi hermana vivió al aire libre, bajo los árboles, durante siete días, con el temor de ser asesinada. Niñas y mujeres han sido secuestradas y mantenidas cautivas, al igual que las mujeres yazidíes en manos del ISIS”, recordó.
Mona El-Muhammed instó a la comunidad internacional y a la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria (AADNES) a aunar esfuerzos para proteger a la comunidad alauita y a quienes fueron desplazados.
Por su parte, Rawaa Abdul Hamid Al-Muhammed es una de las mujeres alauitas que huyen de las regiones costeras de Siria. “La Administración Autónoma nos recibió con una cálida bienvenida -señaló-. La gente nos abrió las puertas de sus hogares. Tras un largo camino de sufrimiento, lo que hemos vivido aquí nos hace sentir seguras. La organización de esta región nos ha animado a formar parte de este sistema. Organizarnos es la clave del cambio. Así, podemos apoyar a todos los miembros de nuestra sociedad”.
Los alauitas desplazados que se refugian en el norte y el este de Siria ya han comenzado a formar comités, con el objetivo de “mejorar nuestra situación actual y trabajar juntos por un futuro mejor”.
FUENTE: Serin Muhammad / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina