Los kurdos, considerados como el mayor pueblo del mundo sin Estado propio, son un grupo étnico de Oriente Próximo de unos 40 millones de integrantes que habita principalmente en Turquía, Siria, Irán e Irak.
Turquía ha sido el escenario primordial de la lucha kurda, tratándose del país donde tienen mayor presencia –alrededor de 20 millones– y donde el movimiento nacionalista prosperó especialmente. El enfrentamiento entre kurdos y turcos tiene un largo recorrido histórico, destacando eventos como la rebelión kurda de 1925 y la autoproclamación de la República de Ararat (1927-1930). Sin embargo, uno de los eventos recientes más relevantes fue la creación del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), en 1978, por Abdullah Öcalan, encarcelado en Turquía desde 1999.
En un contexto de desigualdad social y económica, y de constante represión contra la cultura e idioma kurdos, la creación del PKK supuso un incremento de los enfrentamientos entre la organización y el Estado turco. En paralelo, el nacionalismo kurdo se ha ido extendiendo al resto de países en los que el grupo étnico está presente, y los objetivos del PKK han cambiado notablemente con el paso de los años.
El Confederalismo Democrático, ideología creada por Öcalan y que es la base de la Confederación de los Pueblos de Kurdistán –organización paraguas que engloba al PKK y todos los partidos afiliados–, ha supuesto un elemento vertebrador en el conflicto. No solo se ha tratado de la ideología de referencia para multitud de kurdos, sino que además motivó –en el contexto de la guerra civil de Siria– la creación de Rojava en 2014 –llamada Administración Autónoma del Norte y Este de Siria desde 2018– como un ente político no estatal multiétnico gestionado a través de un complejo sistema de consejos, comunas y cooperativas civiles. Por otra parte, el PKK se ha establecido también en Irak, y Turquía ha comenzado una ofensiva total contra el grupo, interviniendo tanto en Siria como en Irak.
En territorio sirio, Turquía ha llevado a cabo tres grandes operaciones militares en Rojava con la colaboración de la oposición siria, en parte para acabar con la presencia de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), vinculadas al PKK y que incluyen a las Unidades de Protección Popular (YPG) y a las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ). La primera, bautizada como Escudo del Éufrates, logró entre 2016 y 2017 el control de Yarabulus y alrededores; la segunda, Rama de Olivo, consiguió en 2018 el control de Afrin; y la tercera, Manantial de Paz, en 2019, obtuvo como resultado el control de parte del norte de las gobernaciones de Hasaka y Al-Raqa.
FUENTE: David Señorán López / Descifrando la Guerra