Turquía debe liberar al líder histórico del PKK

La pelota está en la cancha de Recep Tayyip Erdogan. Pero el presidente turco no se digna a hacer un gesto, ni siquiera simbólico. El llamamiento del 27 de febrero del líder del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, a deponer las armas, seguido de la celebración de un Congreso que confirmó la disolución de la guerrilla, merecen sin embargo una respuesta a la altura de este punto de inflexión histórico. Se trata de “un gran cambio de paradigma”, en palabras de Öcalan, que llama a reconstruir con paciencia “el vínculo fraternal” que se ha roto entre turcos y kurdos.

Los seis ceses del fuego declarados por el PKK desde 1999 han sido ignorados a sabiendas. La represión ciega contra los kurdos ha dejado más de 40.000 muertos y entre dos y tres millones de desplazados; aldeas enteras fueron arrasadas en un vano intento de borrar la identidad política y cultural de este pueblo. A pesar de las balas y el ostracismo que sufren desde el Tratado de Lausana, que los privó de un Estado, los kurdos están construyendo su derecho a un reconocimiento justo con sangre y sacrificio. Su lucha contra Daesh en Rojava es ejemplar. Al igual que la sociedad laica, democrática, feminista y multiétnica en la que están trabajando y construyendo a pesar del fuego turco y los ataques de los grupos islamistas. Un contramodelo en Medio Oriente.

Ninguna armonía será posible sin acciones enérgicas. La liberación de decenas de miles de presos políticos injustamente encarcelados en las cárceles de Erdogan sería el preludio de un diálogo que sabemos que será frágil y difícil. Öcalan, él primero, debe abandonar la isla fortaleza de Imrali donde se encuentra amurallado desde 1999. Víctima de las grandes purgas de 2016, el ex copresidente del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), Selahattin Demirtas, también debe ser liberado.

Francia y la Unión Europea (UE) harían bien en actuar como facilitadores para que finalmente pueda surgir un proceso de conciliación, preludio de la democratización en Turquía y garantía de estabilidad para toda la región. Todo empieza por eliminar al PKK de la lista de organizaciones terroristas. París, que ha visto a seis activistas kurdos asesinados en su territorio, debe poner fin a las extradiciones a Ankara para no seguir el juego al absolutismo de Erdogan.

FUENTE: Cathy Dos Santos / L’ Humanité / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

martes, mayo 27th, 2025