En el corazón de Brasil, en la Amazonía, los pueblos organizaron entre el 7 y el 12 de noviembre conferencias, debates y paneles liderados por mujeres, ecologistas y pueblos indígenas, en respuesta a la realización de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2025 (COP30), que este año se celebra en el corazón de la Amazonía brasileña, en el Centro de Convenciones Hangar de Belém.
La COP30, oficialmente la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático 2025, se lleva a cabo este año en Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, entre el 10 y el 21 de noviembre de 2025. Este encuentro, que alberga intensos debates en torno al cambio climático, cuenta con 56.118 delegados registrados, lo que la convierte en la segunda COP más grande de la historia.
Representantes de más de 190 países —jefes de Estado, ministros, diplomáticos, científicos, líderes empresariales, ONG, representantes de la ONU y de la sociedad civil— se reúnen en esta cumbre. Sin embargo, mientras los gobiernos, las corporaciones y las élites globales se preparan para la COP30 y llenan los escenarios con discursos vacíos y promesas recicladas, los pueblos del mundo siguen creando sus propios espacios.
Y sin embargo, la Amazonía brasileña —los pulmones del planeta— se encuentra al borde del colapso por las políticas depredadoras de las potencias hegemónicas.
La deforestación, la tala indiscriminada, la contaminación de los ríos, la degradación del clima y la criminalización de los pueblos indígenas y de los activistas ambientales han situado a Brasil en el centro no solo de un debate ambiental, sino también político y existencial.
La defensa de la Amazonía ha dejado de ser un asunto regional: hoy es una lucha global compartida por los movimientos ecologistas y los pueblos indígenas de todo el mundo.
En este contexto, justo antes de la COP30, miles de organizaciones ecologistas, movimientos ecofeministas, redes de coordinación ambiental, partidos de distintos países y pueblos indígenas de toda América Latina se reunieron en Belém para defender la Amazonía y fortalecer la resistencia ecológica mundial.
Desde principios de noviembre, numerosas representantes pueblos indígenas, organizaciones de mujeres y internacionales viajaron a Belém para unir sus luchas. Antes del inicio de la COP30, los pueblos y las mujeres se encontraron para buscar soluciones comunes, fortalecer la lucha por la tierra y levantar una línea de resistencia frente a la hipocresía de los poderes hegemónicos.
La voz de las mujeres: lucha por la vida
En el centro de este llamado se alzaron las voces de mujeres indígenas y activistas de todo el mundo: “No luchamos solo por nuestra tierra, sino por la vida misma”. Una vez más, las mujeres demostraron ser las pioneras de la lucha por la tierra y por la vida. Durante las reuniones paralelas realizadas entre el 7 y el 11 de noviembre, su voz ocupó el primer plano. El mensaje final fue contundente: “La lucha por la tierra es la continuación de una sabiduría ancestral y del liderazgo histórico de las mujeres”.
La Embajada de los Pueblos: espacio de resistencia
En el centro histórico de Belém, la Embajada de los Pueblos (Embaxada dos Povos) se convirtió en un punto de encuentro para la lucha contra los combustibles fósiles y por la justicia climática. Este espacio fue el núcleo de los eventos dedicados a la defensa de la Amazonía.
Junto con la Red de Trabajo Amazónica (GTA), se realizó el encuentro “Ecofeminismo y Justicia Climática”, que reunió a mujeres líderes e investigadoras de distintas regiones. La sesión comenzó con un ritual que unía los elementos del agua, la tierra y la sabiduría.
Participaron en el panel: Mary Cruiz, coordinadora de la Red de Mujeres Ecofeministas; Ivete Bastos dos Santos, presidenta del Sindicato de Trabajadores Rurales de Santarém; Heloísa Lima,miembro de la Red de Sostenibilidad, y una investigadora de la geografía amazónica.
Las mujeres transmitieron un mensaje firme: “Como mujeres, siempre hemos protegido nuestras tierras. Hemos fortalecido la resistencia de nuestros pueblos y jamás retrocederemos. Nuestra lucha contra el orden patriarcal es también la defensa de nuestra tierra, de nuestras aguas y de nuestro espíritu. Las máquinas no pasarán, las empresas no entrarán. Cueste lo que cueste, las mujeres mantendrán el liderazgo”.
Encuentro Internacional de la MAB
El principal movimiento de afectados por represas en Brasil es Movimiento dos Atingidos por Barragens (MAB), una organización de base que lucha por los derechos de las comunidades desplazadas o afectadas por la construcción de represas, principalmente hidroeléctricas. Este movimiento, que también ha fomentado la creación de un movimiento regional en América Latina llamado MAR (Movimiento de Afectados por las Represas), busca garantizar el acceso a la tierra, defender los derechos socioambientales y promover un modelo energético alternativo y popular para Brasil.
Antes de la COP30, el MAB reunió a activistas ambientales, comunidades indígenas y organizaciones de mujeres.
En estos encuentros participó también una representantes Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil y de Africa, activistas del Red de pueblos indígenas de la Oceanía y el Movimiento de Ecología de Kurdistán (TEV-EKO), destacaron:
“El patriarcado y el capitalismo comparten la misma lógica de dominación: someter a la mujer y a la naturaleza. La liberación de las mujeres y la defensa del planeta son partes de un mismo horizonte de libertad. El derecho a la autodeterminación es la base de una política ecológica justa con la naturaleza.”
Segundo Encuentro Ecosocialista de América Latina y el Caribe
Del 8 al 12 de noviembre, la Universidad Amazónica de Belém acogió el II Encuentro Ecosocialista de América Latina y el Caribe, que reunió a más de 50 organizaciones con más de una década de articulación internacional en defensa del planeta.
El ecofeminismo ocupó el centro de las discusiones. Bajo el tema “Eco-tierra y Feminismos Populares”, participaron panelistas como: Sila Mesquita (líder del pueblo Apuriña y coordinadora del GTA- Red de Trabajo por la Amazonia); Heloísa Helena (Red Brasileña de Sostenibilidad – Brasil); Francisca Fernández (Movimiento por el Agua y los Territorios – MAT, Chile); Valeria Becerra (Organización Mapuche Yaguel Lavkenche, Chile).
“No hay salida ecológica dentro del modelo global de saqueo. Romper la máscara de sostenibilidad del colonialismo es devolver la naturaleza y la vida a manos de los pueblos.”
Se hizo un llamado a unir a mujeres, campesinos, pueblos indígenas, trabajadores y comunidades en un mismo frente.
Conclusión: defender la vida, reconstruir el mundo
Estos encuentros preparatorios marcaron el inicio de la Cumbre de los Pueblos, que comenzó el 12 de noviembre y reunió a representantes indígenas de todo el planeta.
La Cumbre de los Pueblos no es simplemente un evento paralelo a la COP30;es un acto de dignidad.
Es la declaración de que no podemos dejar en manos de quienes destruyen la vida la responsabilidad de protegerla.




