Kurdistán: la resistencia de una nación sin Estado

Los kurdos son el tercer pueblo más numeroso de Asia occidental. Cuentan con una población de entre 25 y 35 millones de personas. La geografía de este pueblo se extiende desde las montañas Taurus, en la región turca de Anatolia oriental, hasta las montañas Zagros al oeste de Irán y el norte de Irak. Se trata de un territorio montañoso rico en reservas naturales. El aislamiento de Kurdistán ha permitido a su pueblo conservar su propio idioma, una lengua indoeuropea y su cultura. A pesar de ello, Kurdistán no es un territorio independiente. Los kurdos son el pueblo sin Estado propio más numeroso del mundo.

Periodo de entreguerras

Tras la Primera Guerra Mundial, el pueblo kurdo quedó dividido entre los territorios de Turquía, Irán, Irak, Siria y zonas de Armenia y Azerbaiyán. Anteriormente, habían pertenecido a los Imperios otomano y persa, pero con su caída vieron su oportunidad para lograr la independencia. Fue en 1919 ante la Conferencia de París donde plantearon sus demandas.

Con los acuerdos de Sykes-Picot de 1916, Francia y Reino Unido se repartieron en secreto los territorios otomanos de Oriente Próximo. Ambos Estados parecieron atender la cuestión kurda y contemplaron la creación de un Estado independiente en 1920. El Tratado de Sèvres daba un plazo de un año para que los kurdos obtuvieran su independencia respecto de Turquía. Sin embargo, el mapa trazado en este acuerdo no incluía los territorios con población kurda en Siria, Armenia e Irán, ya que Reino Unido se había comprometido a garantizar la integridad territorial persa.

Este fue el único intento internacional de reconocer a Kurdistán como un Estado independiente. El acuerdo nunca fue llevado a cabo porque carecía de la unión de las poblaciones kurdas, limitándose solamente a las fronteras turcas.

El año 1945 fue clave para la configuración del nuevo orden internacional tras la Segunda Guerra Mundial. Para esta fecha, el separatismo kurdo se hallaba en un máximo a causa de la represión, marginación y violencia por parte de los gobiernos turcos, iraquí, iraní y sirio. La delegación kurda presentó ante las Naciones Unidas una carta reclamando sus derechos que nunca obtuvo respuesta.

La lucha por la independencia

En 1946 en Irán, el movimiento kurdo, liderado por Qazi Muhammad, puso en marcha un nuevo intento de autogobierno, la República de Mahabad, o República Independiente Kurda. Este gobierno fue montado con apoyo soviético, aunque solo tuvo un año de duración. Tras negociar la retirada de la Unión Soviética, las tropas del Sha acabaron con la República de Mahabad.

Los kurdos han visto en Irak el único Estado donde han podido organizar una entidad federal autónoma reconocida. Esta situación se ha logrado después de muchos años de conflictos y violencia. Entre estos episodios de conflicto, destaca la rebelión kurda organizada por el Partido Democrático Kurdo (PDK), en 1961, o la guerra contra Irak entre 1980 y 1988. Fue tras la invasión estadounidense de Irak en 2003 cuando se puso en marcha una Constitución (2005) que reconocía a Kurdistán como una entidad federativa reconocida, con capital en Erbil.

En 2017, el Kurdistán iraquí llevó a cabo un referéndum de independencia que se aprobó con el 92% de los votos favorables. A pesar de ello, el referéndum fue declarado ilegal por el gobierno iraquí. La comunidad internacional no apoyó este intento de independencia con una negativa liderada por Turquía e Irán.

El conflicto con Turquía

Tras un largo conflicto con el régimen de Bashar al Asad y el Daesh, los kurdos sirios consiguieron el control de Rojava bajo la gestión del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), una región autónoma al norte de Siria. Esta región pronto recibió el apoyo de Estados Unidos mientras que la confrontación con Turquía crecía.

La confrontación turca y kurda se remonta a los tiempos del primer presidente de la República de Turquía, Mustafa Kemal (Atatürk), a comienzos del siglo XX. Atatürk prohibió la lengua kurda y negó su representación política y participación social. Ante esta represión, la organización kurda se materializó en la creación del PKK, en 1978. El PKK se enfrentó los siguientes años en un conflicto armado contra Turquía.

Para finales de siglo, el conflicto había causado más de 40.000 muertos y miles de desplazados. Tras un breve periodo de tregua, en 2004, el PKK retomó la guerrilla y pasó a ser considerado una organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

Tras la reciente caída del régimen de Asad, el pueblo kurdo se enfrenta ahora a la nueva realidad siria. Además crece la presión por parte de la Turquía de Erdogan, que siempre se ha mostrado hostil a la soberanía de Kurdistán.

Temor ante los ataques turcos

En este contexto de vacío de poder, Israel ha ocupado territorios sirios al sur del país cercanos a los Altos del Golán. Esta acción no ha sido recriminada por ninguna potencia extranjera, por lo que los kurdos del norte temen que Turquía siga el ejemplo israelí atraída por esta impunidad.

Desde hace meses, Turquía lanza ataques aéreos contra el Kurdistán iraquí. El objetivo de Erdogan es ocupar la mayor cantidad de territorio posible y anexionarlo. A su vez, pretende acabar con las guerrillas del PKK, que tienen sus bases en las montañas de Qandil, en la frontera con Irán.

En Rojava, Turquía ocupa ya varias regiones, como Afrin y Serekaniye, y bombardea diariamente zonas civiles e infraestructuras fundamentales para la supervivencia en el territorio kurdo. Las tensiones dentro del pueblo kurdo están en alza, especialmente desde que el Estado turco busca un conflicto interno que debilite la sociedad kurda.

Por qué ataca Turquía a Kurdistán

Los turcos tienen varios objetivos en los territorios kurdos. Primero, pretenden acabar con el Movimiento de Liberación Kurdo en Turquía. Desde su enfrentamiento con Turquía en 1984, el PKK ha ganado enorme peso en el sentimiento nacional kurdo. Este sentimiento nacional se ha extendido por todas partes de Kurdistán y de los kurdos en la diáspora. La cuestión kurda se ha convertido para Turquía en un asunto de seguridad. La invasión de Kurdistán iraquí supone una política de negación de la nación kurda. Dentro del país, el gobierno lleva años encarcelando a activistas, políticos y periodistas simpatizantes con la causa kurda.

Por otro lado, el Estado turco tiene ambiciones geopolíticas, en especial bajo el gobierno de Erdogan. El presidente turco lleva a cabo una política neootomana en el territorio histórico del Imperio. Esta política pretende expandir la soberanía territorial turca a otras partes de Oriente Próximo.

Enfrentamientos internos

Desde la década de 1990, el PDK ha sido un aliado de Turquía por razones económicas, políticas y militares. El PDK no solo no interviene contra los ataques turcos sobre el Kurdistán iraquí, sino que se ha convertido en un facilitador para el gobierno turco.

El PDK utiliza las operaciones turcas para reprimir a los disidentes y poder afianzar su poder en Erbil. Por primera vez en años, estas operaciones de Turquía están creando las perspectivas de una guerra civil, en especial entre el PDK y el PKK. Este último se encuentra en una situación muy vulnerable, ya que no quiere un enfrentamiento contra otras fuerzas kurdas.

Las operaciones turcas en Rojava han afianzado aún más las relaciones con el PDK, quienes ven a la región como una extensión del PKK e intentan hacer lo posible por desestabilizar la región. Masrour Barzani, líder del PDK, ha llegado a pedir a la Coalición Global para Derrotar a ISIS y a Estados Unidos que dejen de armar a las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) por su conexión con el PKK. Turquía ha sido el único Estado en respaldar esta afirmación.

El PDK considera al PKK como una amenaza debido a que el PDK es un partido político tribal dirigido por un oligarca, Barzani; mientras que el PKK sostiene ideas progresistas que se oponen a los fundamentos tribales del PDK. El PDK ha perdido enormemente apoyo popular en todo Kurdistán durante las últimas décadas y ahora, toda su línea financiera depende de Turquía.

La lucha kurda contra ISIS

Los kurdos han interpretado un importante papel en la lucha contra ISIS (también conocido como Daesh o Estado Islámico). Durante la guerra civil siria (2011-2024), entre 2013 y 2014, el grupo islámico realizó varias ofensivas en el norte de Irak y el noroeste de Siria. En el contexto de estas ofensivas surgió una importante resistencia kurda que se agrupó tanto de forma independiente como formando parte del Ejército Libre Sirio (ELS). Esta resistencia permitió librar una contraofensiva en la lucha contra el yihadismo. Los ataques de la resistencia kurda consiguieron cambiar el curso de la guerra siria y del terrorismo en la región.

A finales de 2014, ISIS capturó 350 localidades, obligando a unos 300.000 kurdos a huir a la provincia turca de Sanliurfa. En septiembre de ese año, el Estado Islámico lanzó una ofensiva sobre la ciudad de Kobane, que causó un enorme desastre humanitario. En pocos días, el grupo islamista consiguió capturar hasta 21 provincias cercanas a la ciudad.

La batalla de Kobane

La batalla de Kobane fue clave para la caída de Daesh. El conflicto se extendió durante seis meses (septiembre de 2014 a marzo de 2015) y se consiguió expulsar a la organización terrorista de Kobane y las provincias capturadas. Durante el asedio a la ciudad, los islamistas trataron de emprender una batalla de desgaste. En comparación con el armamento kurdo, el Daesh se encontraba en una posición muy superior, llegando a contar con numerosos tanques y carros de combate. Las fuerzas kurdas, divididas en las Unidades de Protección Femeninas (YPJ) y las Unidades de Protección Civil (YPG), estaban compuestas por apenas unos cientos de kurdos y tan solo contaban con armamento ligero.

A las condiciones deplorables del armamento kurdo se sumó la falta de combatientes. Las autoridades turcas negaron a los kurdos turcos ingresar en Siria para combatir contra los yihadistas. Tampoco permitieron retornar a los kurdos sirios que habían huido del avance islamista. La negativa de las fuerzas turcas de permitir la ayuda a las YPG provocó protestas que acabaron en una violenta represión por parte de la policía turca en Mürsitpına.

La batalla pronto despertó el interés internacional y de los medios de comunicación. Estados Unidos proporcionó ayuda militar a las fuerzas kurdas enviando armamento y bombardeando posiciones de ISIS.

Las cifras oficiales sitúan el número de muertos en torno a los 1068 y 5000. Entre ellos, se estima que alrededor de 600 eran terroristas del Estado Islámico y 363 formaban parte de YPG, además de 16 voluntarios kurdos y 24 civiles. La cifra exacta se desconoce de manera oficial y no hay un dato que muestre el número de mujeres de las YPJ que perdieron la vida en la batalla de Kobane.

Las Unidades de Protección Femeninas

Según sus siglas en kurdo, las Yekîneyên Parastina Jin (YPJ) son una organización militar formada íntegramente por mujeres kurdas, creada en 2012 con el apoyo del PKK. Esta unidad surgió con la idea de la protección a la población civil y es considerada una organización hermana del PKK. Según datos de la propia organización, las YPJ están formadas por unas 10.000 milicianas voluntarias de entre 18 y 40 años. Las mujeres menores de edad tienen prohibido el alistamiento, pero a algunas se les permite entrenarse junto a las milicianas.

Las milicianas son sometidas a un duro entrenamiento antes de poder formar parte de las YPJ. Esta unidad cuenta con sus propios campamentos y academias de formación dirigidas íntegramente por mujeres. A pesar de ello, en la lucha, combaten junto a los hombres y existen unidades mixtas.

En la cultura kurda, muchas mujeres ocupan puestos de liderazgo y decisión, estando por encima de hombres en algunas ocasiones. Esto es un fenómeno muy peculiar dentro del mundo árabe.

Con la creación de la Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) en 2015, las YPJ perdieron cierto protagonismo. Fue con la operación “Ira del Éufrates”, que pretendía liberar la ciudad de Raqqa del control de ISIS, cuando las milicianas retornaron a la acción.

Desde el comienzo de la guerra en 2011, el matrimonio infantil y la poligamia aumentaron en Siria entre el 5 y el 30%, ya que algunos grupos rebeldes participan en estas prácticas. En las regiones de control kurdo, estos usos han sido prácticamente abandonados gracias a las campañas de sensibilización de los derechos de las mujeres por parte de las YPJ.

FUENTE: Víctor Sanjuan Cardeña / El Generacional

jueves, enero 23rd, 2025