“Sin una transformación del Estado, estas decisiones no se pueden implementar”, declaró Helin Ümit, integrante del Movimiento de Liberación de Kurdistán, en una entrevista con Medya Haber TV el martes pasado, tras el XII Congreso del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).
Sus declaraciones se producen en medio de lo que describió como una transición histórica: el fin formal del PKK y de su lucha armada y su transición hacia la política democrática, anunciado tras décadas de guerra de guerrillas.
Ümit proporcionó la primera respuesta pública extensa del movimiento a las decisiones tomadas en el XII Congreso del PKK y al llamado a la “Paz y una Sociedad Democrática” emitido por Abdullah Öcalan, el fundador del PKK encarcelado, el 27 de febrero de este año.
El congreso del PKK, afirmó Ümit, marca un punto de inflexión significativo para el pueblo de Kurdistán, los pueblos de la región y el futuro de la humanidad. También enfatizó que las decisiones tomadas reflejan una firme determinación de cambio, no una retirada. “Este es un paso muy significativo -expresó-. Es una acción que ha visibilizado la existencia kurda y la ha posicionado como un actor clave”.
Advirtió, sin embargo, que el Estado turco aún no ha tomado medidas significativas en respuesta. “Si no se aprueban las regulaciones legales, ¿cómo avanzaremos? -se preguntó-. Si el Líder Apo [Abdullah Öcalan] permanece encarcelado en Imrali, ¿cómo será posible?”.
La decisión del PKK de detener las operaciones armadas dentro de Turquía, explicó Ümit, no se tomó a la ligera. Fue consecuencia tanto de un debate interno como de lo que ella describió como una seria consideración de los comentarios de Devlet Bahçeli, líder del Partido del Movimiento Nacionalista (MHP, de extrema derecha de Turquía). En octubre, Bahçeli sorprendió al pedir públicamente la paz entre kurdos y turcos, y proponer que se permitiera a Öcalan hablar en el Parlamento y beneficiarse del “derecho a la esperanza”, un término legal que se refiere a la posibilidad de una eventual liberación.
“Nos tomamos estas palabras muy en serio -dijo Ümit-. Aunque Bahçeli ha sido históricamente uno de nuestros opositores más radicales, esto se consideró una ruptura en la historia política de Turquía”. Sin embargo, añadió que el gobierno no respondió a su llamado: “Aún no hay avances en cuanto al derecho a la esperanza”.
Ümit criticó a lo que llamó la “clase especuladora” que se beneficia de la persistencia del conflicto. “Desde figuras de los medios de comunicación hasta fabricantes de armas como Bayraktar, hay un sector que no quiere que la guerra termine”, advirtió. Señaló además a algunos elementos dentro del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) que obstruyen la formación de una comisión parlamentaria, que la mayoría de los partidos de la oposición ya han apoyado.
“Si no hay una transformación por parte del Estado, es imposible implementar estas decisiones -estimó-. Aunque digamos: ‘Haremos política democrática’, ¿cómo lo haremos si no se abren espacios?”.
Ümit también expresó su preocupación por los ataques políticos contra el opositor Partido Republicano del Pueblo (CHP), sugiriendo que las recientes operaciones judiciales podrían tener como objetivo neutralizar las posibles voces a favor del cambio. “Nos preguntamos: ¿se está saboteando o controlando el proceso?”, alertó.
La dirigente fue clara al descartar cualquier supuesto acuerdo político entre el Movimiento de Liberación de Kurdistán con el AKP: “No existe tal situación. Nuestra postura es clara: a quienquiera que luche genuinamente por la democratización, lo respaldaremos”.
Ümit exigió una Constitución democrática basada en el consenso social. “La mayoría de las Constituciones en Turquía han sido producto de golpes militares, dictadas desde arriba -remarcó-. La próxima debe construirse desde abajo”.
Un elemento central de ese cambio, argumentó, debe ser un ajuste de cuentas con la historia. “Quienes no pueden mirar juntos al pasado no pueden mirar juntos al futuro», reflexionó, y pidió una comisión de búsqueda de la verdad para abordar las injusticias históricas contra los kurdos, incluida la negación de su identidad constitucional.
En cuanto al desarme, Ümit enfatizó que los llamados unilaterales al PKK para que deponga las armas sin garantías políticas equivaldrían a una exigencia de rendición. “Imponer ‘desarmarse, rendirse, ir a prisión’ sin debate y sin establecer condiciones, implica culpa -.manifestó-. Pero no somos culpables. Somos miembros de un movimiento que ha librado una de las luchas más justas de la historia”.
Relató sus conversaciones con jóvenes guerrilleras, una de las cuales le dijo: “La libertad física de nuestro líder debe ser alcanzada. Nuestro líder debe liderar este proceso”.
El XII Congreso del PKK declaró el fin de la lucha armada de la organización en Turquía, pero Ümit afirmó que las operaciones militares turcas habían continuado a pesar de ello, especialmente en las zonas controladas por el PKK en el norte de Irak. “Hay un ejército turco que insiste en la guerra -aseveró-. El ejército no actúa de forma independiente; refleja la postura de la autoridad política”.
Al referirse al clima mediático actual, Ümit afirmó que la prensa debe cambiar su lenguaje si se pretende el surgimiento de una Turquía democrática. “El uso del término ‘terrorismo’ y el lenguaje extremo empleado para referirse al Líder Apo nos resultan absolutamente inaceptables”, remarcó.
Por último, dijo: “Recién estamos empezando. El universo intelectual y el sistema de libertad desarrollado por el Líder Apo apenas ahora están comenzando su viaje”.
FUENTE: Medya Haber TV / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina