La presa política Warisha Muradi, integrante de la Comunidad de Mujeres Libres de Rojhilat (KJAR), fue condenada a muerte por la 15ª Sala del Tribunal Revolucionario Islámico de Teherán, bajo la acusación de supuesta “traición”.
Según la Red de Derechos Humanos de Kurdistán (RDHK), el domingo se notificó la medida a los abogados de Muradi. Las vistas del juicio se celebraron el 16 de junio y el 5 de octubre de 2024. El juez Abolqasem Salavati, que presidió el tribunal, no permitió que Muradi se defendiera durante las audiencias. Ni siquiera permitió que la defendieran sus propios abogados. Además, los letrados, a los que previamente se les denegó el derecho a revisar el caso, sólo pudieron acceder a los expedientes durante unas horas tras el final de la segunda vista.
Warisha Muradi, también conocida como Ciwana Sine, fue detenida el 1 de agosto de 2023 durante un control policial cerca de su ciudad natal Sine (Sanandaj). Inicialmente, fue víctima de una desaparición forzosa. Muradi integra KJAR, organización que aglutina al movimiento de mujeres kurdas del Kurdistán Oriental (Rohjilat) e Irán.
La judicatura del régimen iraní considera a la KJAR una “organización terrorista separatista” por formar parte del Partido Vida Libre de Kurdistán (PJAK). Esta organización resiste a la opresión y discriminación del pueblo kurdo y aboga por la liberación de la mujer, la autonomía y la democracia en Irán.
Tras el secuestro de Muradi, su paradero no estuvo claro durante varios meses. Sólo gracias a las investigaciones de la KHRN, con sede en Francia, se supo que la activista había sido brutalmente torturada, maltratada e interrogada por el servicio secreto iraní en Sine durante semanas después de su detención, hasta que fue trasladada a Teherán a finales de agosto del año pasado. Allí estuvo recluida durante meses en la tristemente célebre ala 209 de alta seguridad de la prisión de Evin, donde también fue sometida a tortura y malos tratos, con el objetivo de quebrarla y obligarla a confesar.
Ahora, Muradi se encuentra en la sección de mujeres de la prisión desde principios de enero. Durante este tiempo, se le negó el acceso a asistencia letrada durante la mayor parte del tiempo.
La KHRN y otros grupos de derechos humanos calificaron el juicio contra la activista de “manifiestamente injusto”, porque sólo duró unos minutos y a Muradi no se le permitió defenderse y sus abogados no tuvieron acceso a los expedientes.
En octubre, la presa política kurda inició una huelga de hambre de casi tres semanas para protestar contra las condiciones inhumanas en las cárceles del régimen iraní y la pena de muerte. Sólo tras numerosos llamamientos de la KJAR, así como de ONG y activistas de derechos civiles y de las mujeres, Muradi puso fin a la acción.
Durante la huelga de hambre, el estado de esta mujer de 38 años fue puesto en peligro su vida debido a su ya precaria salud y a las torturas sufridas bajo custodia policial.
Según la KJAR, podría haber sufrido un colapso, entrado en coma o fallecido en cualquier momento.
Los abogados de la presa política anunciaron que emprenderán acciones contra la condena a muerte de Warisha y forzarán una apelación.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina