La obsesión de las autoridad de Damasco con un Estado centralizado

El presidente interino sirio, Ahmed al Sharaa, declaró a la prensa que un acuerdo de seguridad con Israel es una “necesidad” y serviría como “preludio para la conclusión de futuros acuerdos”. Mientras tanto, el gobierno interino, representado por el ministro de Asuntos Exteriores, Asaad al Shaibani, concluyó un acuerdo denominado “hoja de ruta” con Jordania (con el ministro de Asuntos Exteriores, Ayman Safadi) y Estados Unidos (con el embajador Tom Barrack). Barrack, en una publicación en su cuenta X, lo describió como “no solo el trazado de un camino para la recuperación, sino uno que las futuras generaciones de sirios pueden seguir mientras construyen una patria basada en la igualdad de derechos y responsabilidades”.

Independientemente de la interacción del gobierno interino con actores extranjeros en lo que es fundamentalmente un asunto interno sirio, y su intento de imponer “soluciones fundamentales” que pretenden ser un “camino para las generaciones futuras”, como afirmó Barrack, la exclusión deliberada del pueblo de Suwayda (sur de Siria) y sus representantes administrativos y militares no puede pasar desapercibida. Su ausencia en la reunión que dio origen a esta “hoja de ruta” deja claro que el problema subyacente sigue sin resolverse. Mientras la autoridad siga ignorando la voluntad política de Suwayda y opte, como suele hacer, por eludir el consenso nacional y la participación política con los actores locales, optando en cambio por negociar con potencias extranjeras y ceder la soberanía, estos esfuerzos serán ilegítimos. Como para confirmar esta dinámica, el ministro de Asuntos Exteriores jordano señaló explícitamente que la hoja de ruta también garantiza la “seguridad de Israel”.

En medio del frenesí de maniobras políticas en Damasco, las conversaciones sobre un “acuerdo de seguridad” con Israel y la elaboración de una “hoja de ruta” respecto a Suwayda, Ankara, decidida a mantenerse al tanto de los acontecimientos y a asegurarse la mayor parte del “pastel sirio”, envió rápidamente a su jefe de inteligencia, Ibrahim Kalin, a Damasco para reunirse con Al Sharaa. Según medios turcos, la reunión abordó “los acontecimientos regionales, la lucha contra el ISIS y el expediente de los refugiados”. Kalin había visitado Damasco previamente en mayo, donde dialogó con las autoridades sobre el acuerdo del 10 de marzo entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y el gobierno interino. Ankara está ejerciendo presión para impedir que Damasco reconozca un modelo descentralizado para el norte y el este de Siria, o que acepte la integración de las FDS como una estructura unificada e independiente dentro de un ejército sirio reformado. Turquía también busca influir en la naturaleza del próximo “acuerdo de seguridad” con Israel, garantizando que ningún esfuerzo de paz o normalización se lleve a cabo a sus espaldas. En esencia, Turquía busca un régimen que se mantenga dentro de su esfera de control, siga su guión y respete las “líneas rojas” trazadas por la Sublime Puerta, un régimen que reconozca tanto sus propios límites como la centralidad de Turquía.

La autoridad de Hay’at Tahrir al Sham (HTS) es plenamente consciente de la magnitud de la lucha en Siria y del poder que ostentan los actores regionales, en particular Israel, que marcó límites desde las primeras horas de la llegada de HTS y sus aliados a Damasco. Israel destruyó el armamento pesado sirio, expandió su presencia militar y de inteligencia en el sur del país, y limitó la influencia turca atacando y desmantelando las bases que Ankara había comenzado a desarrollar.

Desde aquí, las autoridades sirias, versadas en la jurisprudencia de la guerra y los principios estratégicos de paciencia y espera, prohibición de la agresión y empoderamiento, parecen decididas a desescalar la situación, capear el temporal y asegurar su propia supervivencia en medio del enfrentamiento entre actores poderosos en suelo sirio. Existe una clara disposición a adaptarse a la influencia extranjera, a renunciar a la soberanía nacional y a ceder partes de Siria tanto a Turquía como a Israel, todo ello con el fin de conservar el poder. El objetivo es convertir este rol funcional y la conciliación con actores externos en un sistema de servicios recíprocos, reforzando el control de la facción y desviando la atención de las masacres y violaciones que ha cometido —y continúa cometiendo— contra el pueblo sirio. Este enfoque se basa en intereses faccionales estrechos, no nacionales. Se basa en la creencia de que los patrocinadores extranjeros son los únicos garantes de la continuidad del gobierno, anulando así la necesidad de democracia, consenso nacional o compartir el poder con otras fuerzas. En otras palabras, la facción busca evolucionar hacia una oligarquía funcional que se someta a las demandas externas mientras permanece rígidamente opuesta a los reclamos internos de democracia y transferencia pacífica del poder.

Una de las principales razones que impulsa a las autoridades a depender de potencias extranjeras y a jugar con todos los bandos, como hemos visto en los últimos meses, es su deseo de reforzar su control sobre todos los aspectos del país y no renunciar al control del Estado (su Estado). Esto se evidencia en su rechazo a la descentralización y el reconocimiento de la diversidad y las especificidades sociales de Siria, así como en su negativa a levantar las prohibiciones a las fuerzas y partidos políticos nacionales. Las autoridades aspiran a establecer un Estado subordinado y altamente centralizado, gobernado por un ministro designado mediante cuotas falsas, junto con un clérigo o supervisor subordinado vinculado a la cima de la pirámide y al que deben lealtad absoluta. Existe una clara obsesión dentro de esta facción por gobernar el país con una autoridad rígida y centralizada, reprimiendo toda voluntad que surja de las regiones y sus componentes. Y para escapar de los atroces crímenes que han cometido, están dispuestos a abandonar territorio y soberanía, y a repartirse el país entre uno u otro eje, cada uno según su fuerza, brutalidad y el alcance del daño que puedan infligir.

FUENTE: Tariq Hemo / The Kurdish Center for Studies / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

martes, septiembre 23rd, 2025