Una casa de huéspedes árabe revive el patrimonio de Raqqa + Video

Años de desplazamiento no despojaron a una familia de Raqqa (norte de Siria) de sus raíces ni tampoco la distancia disminuyó su profunda conexión con el río Éufrates y su cultura. Desde artefactos cuidadosamente preservados hasta piedras recogidas de las riberas del río, recrearon un modelo vivo de la civilización árabe, uno en riesgo de desvanecerse del presente.

La casa de huéspedes de la familia de Umm-Muhannad fue construida con sus propias manos, inspirada en la antigua arquitectura árabe. Diseñada en forma circular y rematada con una cúpula, fue construida con piedras seleccionadas del Éufrates, por eso sus tonos naturales forman un llamativo efecto de mosaico. 

En el interior, las paredes, ventanas y entrada están revestidas con paneles de madera, mientras que alfombras y asientos modernos amueblan el suelo, logrando un equilibrio entre la autenticidad y el estilo contemporáneo.

La casa está adornada con reliquias culturales que capturan la herencia profundamente arraigada de Raqqa: espadas, dagas, linternas, cantimploras y una colección de cafeteras y tazas ornamentadas. Esos artículos, asociados desde hace mucho tiempo con las casas de huéspedes árabes y los hogares de los líderes tribales, preservan la memoria colectiva al tiempo que vinculan las tradiciones pasadas con las generaciones futuras.

Más allá de su papel cultural, las casas de huéspedes han servido históricamente como centros de reconciliación. Los ancianos tribales y los líderes comunitarios reúnen a las partes en disputa bajo un mismo techo, trabajando para negociar la paz y alcanzar soluciones justas y colectivas. Los participantes tradicionalmente visten atuendos árabes, una señal de respeto por la ocasión y sus costumbres.

El proceso sigue rituales simbólicos: el más notable es servir café amargo, que se bebe solo después de resolver una disputa, lo que significa el cierre y el paso a una nueva página. La parte que se encuentra en falta debe entonces ofrecer una cena comunitaria, invitando no solo a los asistentes, sino también a los miembros de las tribus vecinas. Otra tradición perdurable es la matanza de una oveja fuera de la casa de huéspedes, que simboliza el fin del derramamiento de sangre y la restauración de la paz.

FUENTE: Nour al Ahmad / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina

jueves, agosto 21st, 2025