Desde 2022, el Estado turco ha estado atacando la infraestructura crítica del cantón de Jazira, uno de los siete cantones del norte y el este de Siria, impidiendo que la población local acceda a sus necesidades básicas.
Los continuos cortes de electricidad y agua, y el aumento de la temperatura hacen que sus vidas sean insoportables. JINHA habló con las mujeres de Beyandûr, una aldea de Qamishlo, que sufren los continuos cortes de electricidad y agua.
Etiya Şêxmûs, una de las mujeres que vive en el pueblo, dijo que el año pasado “el clima fue mejor; plantamos y cultivamos todo tipo de verduras en verano. Este año, sufrimos cortes de electricidad y agua debido a los ataques turcos dirigidos contra la infraestructura crítica de la región”.
“No hemos tenido agua durante días. Hay 80 familias en el pueblo y no pudimos plantar verduras este año debido a los continuos cortes de electricidad y agua y al aumento de la temperatura”, aseguró.
El aumento de las temperaturas reduce el caudal de los ríos, lo que agrava la crisis hídrica en la región. “Tenemos tierras fértiles en el pueblo, pero hemos sido objeto de ataques turcos desde el comienzo de la Revolución de Rojava”, sentenció por su parte Cemîla Kendî.
“El Estado turco nos ha cortado el agua, lo que hace que nuestra vida sea insoportable. La disminución del caudal de los ríos debido al aumento de las temperaturas ha duplicado nuestro sufrimiento. Algunas familias han comenzado a utilizar paneles solares, pero otras no pueden permitirse comprarlos”, detalló.
FUENTE: Ebri Muhammad / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina