El Ministerio de Defensa sirio, con sede en Damasco, nombró a Ahmad al Hayis (Hatim Abu Shaqra), el líder mercenario que ordenó el asesinato de la Secretaria General del Partido Futuro Siria, Hevrin Khalaf (Hevrîn Xelef), como jefe de la 86ª División del ejército.
El nombramiento de Shaqra, acusado de cometer crímenes de guerra por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, generó indignación entre el pueblo kurdo.
Ahmad Ihsan Fayad al Hayis, un importante comandante dentro de los mercenarios del grupo terrorista Ahrar al Sharqiya, fue responsable del asesinato de Khalaf y su chofer, Ferhad Ramadan, en octubre de 2019. Tras las ejecuciones, los mercenarios difundieron videos del hecho criminal.
En 2021, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso sanciones contra Hatim Abu Shaqra y varios mercenarios de Ahrar al Sharqiya por violaciones de derechos humanos, incluido el asesinato masivo de cientos de civiles detenidos en una prisión.
El Departamento del Tesoro citó crímenes como el secuestro de mujeres y niños yazidíes y la integración de combatientes del Estado Islámico (ISIS) en las filas de Ahrar al Sharqiya.
A finales de enero de este año, Sûad Mistefa, madre de Hevrin Khalaf, demandó que el asesino de su hija sea expulsado de Siria y llevado ante la justicia.
El llamamiento de Sûad Mistefa se produjo luego de que en una ceremonia celebrada el 29 de enero, en la que Abu Mohammad al Jolani, líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), se autoproclamara “presidente interino” de Siria. En el acto participó el propio Abu Hatem Shaqra, que habló durante la ceremonia.
La madre de la reconocida política kurda declaró: “No acepto que los asesinos de Hevrin tengan un papel en el futuro de Siria. ¿Cómo pueden tener un papel asesinos, criminales y bandas (terroristas)? Condeno la participación del asesino de mi hija en un congreso que tuvo lugar ante los ojos de todo el mundo. Sólo la voluntad del pueblo sirio puede determinar quiénes son los responsables”.
Mistefa denunció que Abu Hatem Shaqra “se vendió al Estado turco ocupante” y exigió que el asesino de su hija sea llevado a juicio, como también a los demás responsables de esa muerte.
En junio de 2023, el portal Bianet informó de la existencia de una denuncia penal contra el líder terrorista Abu Hatem Shaqra. El entonces comandante de Ahrar al Sharqiya se graduó de la Universidad Mardin Artuklu, en Turquía, el mismo año 2023, reveló el medio.
La denuncia penal había sido presentada por Ayşe Gökkan, portavoz de Tevgera Jinên Azad (TJA), una organización del Movimiento de Mujeres Kurdas, encarcelada en la prisión de mujeres de Sincan.
Gökhan dijo en su denuncia que Ahrar al Sharqiya está identificada como una “organización criminal de guerra” por las Naciones Unidas y que Abu Hatem Shaqra, el comandante de la organización, es responsable de muchas masacres, incluido el asesinato de la política kurda.
En ese momento, la agencia de noticias Mezopotamya informó que Gökhan mencionó en su denuncia a la Universidad Artuklu, al Servicio de Inteligencia Nacional (MİT), a Hakan Fidan, quien se desempeñó como jefe del MIT, a otros funcionarios de la inteligencia turca y a todos los funcionarios públicos que han protegido a estos criminales en Turquía.
También mencionó que los crímenes cometidos por esta organización y sus partidarios constituyen graves crímenes de guerra y que los fiscales deben tomar medidas contra ellos.
Khalaf, de 34 años, fue asesinada el 12 de octubre de 2019 cerca de Qamishlo, en el norte de Siria, como parte de una guerra de agresión desatada por Turquía.
El asesinato de la dirigenta fue cometido por miembros del llamado “Batallón 123” de Ahrar al Sharqiya. Esta milicia yihadista pertenece al Ejército Nacional Sirio (ENS), una coalición de milicias islamistas y fundamentalistas pagadas, equipadas y entrenadas por Ankara que, como fuerza delegada del socio turco de la OTAN, mantiene la ocupación de partes del noroeste de Siria.
Según la agencia de noticias ANF, en base a informes médicos, el cuerpo sin vida de Khalaf presentaba numerosas heridas de balas en la cabeza, la cara y la espalda, y fracturas del cráneo y las piernas. Además, tenía el cuero cabelludo parcialmente arrancado porque le habían tirado del pelo. Según los resultados de la autopsia, debía estar viva cuando fue mutilada. Incluso después de su muerte, su cuerpo fue violado.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina