Por: Comuna en Construcción y Solidaridad con el Confederalismo Democrático de las mujeres y los pueblos del mundo, Colombia.
El mes de enero, mujeres activistas de todas las latitudes de Abya Yala recibimos el llamado internacionalista de Women Defend Rojava para participar del Mes de Acción Mundial en solidaridad con el pueblo kurdo y en especial por la defensa de Kobanê en Rojava, Kobanê es considerado el corazón de la revolución de las Mujeres de Kurdistán, territorio que ha estado siendo amenazado por los ataques de las fuerzas islamistas del Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio (grupo mercenario que opera bajo los intereses de Turquía) actores armados que están haciendo una guerra para acabar con la administración autónoma y las luchas alcanzadas para la vida digna y libre de las mujeres.
Desde esta esquina llamada Colombia, varias comuneras en solidaridad impulsamos una campaña para visibilizar las luchas alcanzadas por las mujeres y la comunidad kurda en defensa de Kobanê, pero también contar sobre el conflicto que se está acentuando en el Oriente Medio y que tiene el alcance de una Tercera Guerra Mundial. La campaña se nombró “Operación Sirirí” hace alusión al inalcanzable trabajo y a la memoria de la madre defensora de derechos humanos Fabiola Lalinde, ella dejó un gran legado por la búsqueda de la verdad, la justicia y la no repetición en el marco del conflicto armado interno en Colombia.
La mayora Fabiola resignificó la búsqueda de su hijo Luis Fernando Lalinde Lalinde con el accionar de un Sirirí[1], joven desaparecido en el año de 1984 por pertenecer al Partido Comunista, ella en la búsqueda de la verdad se convirtió en una defensora de los derechos humanos en Colombia. El Sirirí, una pequeña ave que con su sonido obstinado evoca a una persona regañona con una persistencia incesante, se convirtió en el símbolo de una búsqueda comprometida e incómoda para el Estado Colombiano y también para visibilizar a las más de 120.000 personas dadas por desaparecidas que están siendo buscadas en Colombia.
En el mes de enero quisimos actuar como el Sirirí, honrando a la mayora Fabiola y a la vez a todas las madres buscadoras de la Comuna 13 de la ciudad de Medellín, Colombia. La mayora Fabiola Lalinde nos legó la constancia y la persistencia del Sirirí, hasta que nuestro canto sea escuchado. Por 16 días acuerpamos el oficio del Sirirí para contar por medios virtuales[2] que Rojava y los territorios liberados de Kurdistán están hermanados con los de mujeres de los Andes, porque abrazamos la utopía de la belleza, de la libertad, de la vida renaciendo guiada por el abrazo maternal y comunitario. Trabajamos mancomunadamente para aportar desde la palabra y la gráfica, información que diera cuenta de los logros socio-políticos de la revolución de las mujeres y la vigencia que esta misma tiene para la emancipación de las mujeres del mundo.
La lucha de las mujeres en Rojava también es nuestra lucha, una lucha de ir caminando y tejiendo solidaridad y construcción glocal de una vida y voluntad libre. Acompañamos también a las Cuchas[3], las abrazamos, bordamos con ella pañuelos como símbolos de resistencia ante una guerra que tampoco cesa en Abya Yala. El Sirirí cantó al unísono de las mayoras, de las madres, de las mujeres que han buscado la verdad. Ellas, como sus hijos desaparecidos, fueron víctimas de las operaciones militares Orión y Mariscal en la comuna 13 de Medellín y sabían que los restos de sus seres queridos reposaban en la Escombrera[4]. Hasta ahora apenas están conociendo y esclareciendo los hechos. La negación de su dolor por parte del estado y la sociedad, las revictimizó.
Las habían tildado de locas, pero con el hallazgo de los primeros cuerpos en diciembre de 2024 -o lo que queda de ellos- los jóvenes grafiteros plasmaron en los muros lo que los medios de comunicación ocultan, la tierra empezó a hablar y el graffiti fue una forma de visibilizarlo. Uno de los grandes murales fue borrado por la administración municipal, acción que provoco tal indignación que, rápidamente gentes de otras ciudades imprimieron afiches y pintaron muchos más murales de la Cuchas, lo que se convirtió en una campaña mediática para decirle a Colombia y al mundo que el narco gobierno de Álvaro Uribe Vélez dio la orden. Estos murales se reprodujeron incluso en otros países como Alemania o España.
La campaña, que durante 16 días circuló por redes sociales, tuvo su cierre de manera presencial en un evento al que nombramos “Las Cuchas Tienen Razón” el 31 de enero, en el marco del día de acción para la defensa de la revolución de las mujeres de Rojava. Allí, estuvo presente la poeta Luz Elena Salas, una de las madres buscadoras de La Escombrera, ella nos compartió de manera muy sentida sus poemas que hablan de la espera, de su duelo, de su valentía contra el Estado. En las madres resignificamos la verdad y por ello en la actividad también compartimos el Documental “Pañuelos para la Historia”, donde Nora Cortiñas, madre buscadora de la Plaza de Mayo en Argentina, se reúne con las madres de Diyarbakir y las madres de los sábados en Kurdistán, alineando sus voces y luchas en una sola voz, pese a las distancias en geografía e idioma.
“Los países son distintos, pero el dolor y el espíritu son uno solo.” Aquí en Colombia también hay muchos territorios donde las madres han buscado el camino para que la memoria no muera, la organización de las mujeres se reproduce aquí y allá.
Buscándote. Luz Elena Salas 05/28/2020
Creo ver tu rostro en cada persona
Creo escuchar tu voz
Llamando en el arrullo de las olas
Creo ver tu rostro en cada amanecer
Creo ver tu cara en cada atardecer
Te busco cada noche en mis sueños
Pero tú te has ido sin adiós
Sin una despedida
Cómo me duele no saber nada de ti
Solo me llega tu voz a través de mis sueños
Y yo quisiera no despertar y seguir soñando contigo
ya que esa es la única forma de tenerte conmigo
te sigo buscando por este camino
Que no conduce a ninguna parte
Te busco en la impenetrable roca
Y le pregunto si te ha escondido allí
Pero ella no responde
Le pregunto al mendigo cuando voy por la calle,
Pero él solo echa una mirada indiferente
A la fotografía que llevo colgada en mi pecho
Le pregunto al viento y el me susurra suave al oído,
No mujer no lo he visto
Desde el día que unos hombres se lo llevaron
Le pregunto al recalcinante sol y él me mira con tristeza,
Pero tampoco responde
Le pregunto a la luna y ella me responde,
Tuve tanto miedo que me escondí detrás de la nube gris
Me escondí porque no tuve el valor
De mirar su cara triste al presentir lo peor
Deseé correr a contarte, pero seguramente tu no me creerías
Y tampoco encontraría las palabras adecuadas
Para contarte lo que pasó esa noche
Le pregunto a la noche y ella me responde:
Tuve tanto miedo
Que oscurecí más rápidamente aquella noche
Le pregunto a la tierra y ella me responde:
No sé nada ya olvidé si pasó por aquí,
Pero sé que tú no olvidarás nunca
Y seguirás buscando incansablemente
Y yo seré el refugio para tus cansados pies
Buscándote
*dedicado a todas las víctimas que aún siguen en esa incansable lucha de encontrar a sus desaparecidos.
Como el canto que de tanto sonar se vuelve grito, como la gota que con el tiempo rompe la piedra, con la persistencia del tejido que nudo a nudo une, queremos que se escuche que en Rojava cuentan con Abya Yala, con una gran cantidad de mujeres que también defienden y se suman a su lucha. Es bien conocido que en Rojava hay una autodefensa de mujeres (YPJ). Estos días le apostamos a, además de reconocer su valiente lucha, dar a conocer la importancia de los millones de mujeres civiles que con sus propios métodos encarnan y sostienen la revolución de los pueblos del Nordeste de Siria.
#confíenenlasmujeresnoenlosestados
#TrustInWomenNotStates
#jinjiyanazadi
#OperacionSiririRojava
Y como siempre, Mujer, Vida, Libertad. 💜✌🏾
[1] El Sirirí es un pájaro de pecho amarillo, que mide más o menos 20cm y pesa alrededor de 40g. Habita desde el sur de Estados Unidos hasta el centro de Argentina, en climas calientes, templados y más frescos. El sirirí puede ser muy agresivo, incluso con aves mucho más grandes, y por eso existe el dicho “todo gavilán tiene su sirirí“, el cual sugiere que hasta los más fuertes tienen quien les moleste. Su nombre científico es Tyrannus melancholicus (tirano melancólico), y en las regiones donde habita se le conoce por diferentes nombres. Sirirí común es como se le llama en Colombia.
[2] Instagram: https://www.instagram.com/mujetefu_aburra/
[3] Cucha es un término cariñoso que se usa para referirse a las madres, abuelas o mujeres mayores, reconociendo su importancia dentro de la familia y la comunidad. Son las guardianas de la vida y el tejido comunitario. Así como la tierra nutre y sostiene a los seres vivos, la cucha encarna esa capacidad de cuidar, sostener y enseñar, siendo el centro del equilibrio y la transmisión de saberes ancestrales.
[4] Lugar donde se depositan escombros, desechos o residuos. La Escombrera de la Comuna 13 recibió escombros por más de 20 años a pesar de las voces de las madres que decían que los cuerpos de sus hijos estaban sepultados allí.
Ver video: https://www.instagram.com/desanestesico/reel/DFp6dqxu8cr/