La agencia de noticias ANF (Firat News) publicó una serie de artículos referidos a la importancia de las comunas en la sociedad, las experiencias actuales de este tipo de organización y su vinculación con el Movimiento por la Liberación de Kurdistán y su líder, Abdullah Öcalan.
A continuación publicamos la quinta entrega de la serie de artículos. Para leer la primera parte, click aquí; la segunda, click aquí; la tercera, click aquí; la cuarta, click aquí.
El manifiesto más reciente de Abdullah Öcalan subraya que los municipios desempeñan un papel fundamental en la organización y la creación de estructuras comunitarias. Con la planificación adecuada, argumenta, el Movimiento de Liberación de Kurdistán (MLK) puede integrar la práctica de la vida comunitaria directamente entre la población a través del gobierno local.
El hecho de que el movimiento político kurdo haya conquistado municipios en todo Kurdistán representa un hito trascendental en la lucha por la libertad. Lo que comenzó desde la nada, desde un punto en el que se negaba la existencia misma, ha entrado en una fase que va más allá. En las mismas instituciones donde el poder estatal ejerció en su momento sus políticas hegemónicas y aniquiladoras más represivas contra el pueblo kurdo, los municipios pasaron a estar bajo la administración del movimiento político kurdo.
Se trata, en esencia, de una revolución. El pueblo kurdo, al que Abdullah Öcalan describió en una ocasión como “un pueblo cuyo nombre temían pronunciar”, logró consolidar su gobierno autónomo sin construir un Estado y sin fronteras, dando así el paso más fundamental hacia la libertad.
Dentro del MLK, la revolución no significa tomar el poder estatal; significa convertirse en un pueblo y capacitar a la sociedad para que se autogobierne. Por esta razón, la trayectoria que comenzó a finales de la década de 1990 constituye una prueba fehaciente de que el lema del movimiento de aquella época se convirtió en realidad.
El Movimiento de Liberación de Kurdistán dejó esto muy claro a mediados de la década de 1990 cuando afirmó: “La resurrección se ha completado, ahora llega la liberación”.
Incluso cuando los alcaldes no adoptaron el enfoque adecuado, e incluso cuando algunos de los logros y valores alcanzados en el gobierno local se vieron relegados por errores, la confianza del pueblo kurdo en el MLK y el pensamiento crítico que este ayudó a cultivar en la sociedad, desempeñaron un papel decisivo en la corrección de dichos errores.
A través del MLK, la sociedad kurda se convirtió en una comunidad que cuestiona, se desarrolla y se transforma. Se reconstruyó desde cero. Esto, por sí solo, revela la precisión del enfoque comunitario del movimiento.
Hoy, el pueblo kurdo, que ahora critica incluso a quienes él mismo eligió y que puede expresar abiertamente sus errores, se encuentra en un punto donde la verdadera comunalización está al alcance, siempre que quienes sirven en el gobierno local adopten la postura correcta.
Gobiernos locales y la comuna
Las comunas son estructuras a través de las cuales se organiza la vida cotidiana y se reconfigura cada ámbito de la existencia según una nueva lógica de vida. En un sistema comunal, los Estados y los centros de poder no tienen cabida. El objetivo es impedir que el poder o el Estado dirijan la sociedad en función de sus propios intereses, y abrir un espacio para que las personas se organicen y se autogobiernen.
A diferencia del orden capitalista y de los enfoques socialistas reales y científicos que se aferran al Estado nación, las comunas no generan una clase dominante ni una casta. En cambio, lo local se organiza según sus propias particularidades y construye una relación sana y equilibrada con el conjunto.
Abdullah Öcalan describe las comunas como un elemento esencial de la lucha socialista, y afirma: “Así como es posible introducir comunas en todos los ámbitos de la vida —educativo, cultural, artístico, científico—, también es posible comunalizar y democratizar la vida social y política. El ciudadano-individuo libre solo puede surgir dentro de esta vida comunal democrática”.
Por esta razón, considera que los municipios representan un logro crucial y cree que, a través del gobierno local, se puede construir una organización comunitaria a gran escala. Sin embargo, un punto merece especial atención: llamar a algo “comuna” no lo convierte automáticamente en una comuna. Sin cumplir con los requisitos prácticos de la vida comunitaria, la denominación carece de significado. El problema no reside en el nombre, sino en si las normas y los principios de la organización comunitaria funcionan realmente en la práctica.
Öcalan recalca repetidamente que la organización comunitaria debe convertirse en una realidad práctica y vivida. Uno de los errores más graves de las estructuras socialistas reales fue crear instituciones por doquier, hasta el punto de convertir la lucha en un cementerio de plataformas, dejando dichas instituciones vacías y desconectadas del pueblo.
Para el Movimiento de Liberación de Kurdistán, toda institución debe tener un significado práctico, debe conectar con la sociedad, o sino carece de razón de ser.
En la ideología de Öcalan, la comuna es una estructura horizontal, lo opuesto a los sistemas de castas. En un modelo horizontal, la formación de una casta es prácticamente imposible. No existe cadena de mando ni jerarquía. Todos participan al mismo nivel en igualdad de condiciones.
Este enfoque horizontal surgió al reconocer las deficiencias de las formas organizativas socialistas reales y del modelo de partido leninista. El objetivo es reorganizar el socialismo, de nuevo y correctamente.
La importancia de la organización horizontal en la comuna
La organización horizontal se basa en un principio fundamental: la democracia deliberativa. Y en la democracia deliberativa, la condición de que “todos los sectores de la sociedad participen por igual y sin restricciones” no es opcional, sino que constituye el fundamento de la organización horizontal.
La premisa de la democracia deliberativa, que la voz, la autoridad y el poder de decisión pertenecen a la sociedad en su conjunto, define también el requisito básico para la coexistencia. Una sociedad solo puede convivir si logra converger y construir un terreno común compartido. No se trata de la lógica de “se hace lo que quiere la mayoría”, sino de la lógica del acuerdo colectivo. Y es precisamente ahí donde el modelo horizontal se vuelve indispensable, porque ningún otro modelo organizativo lo permite.
La concepción de la comuna de Abdullah Öcalan se basa precisamente en estas dos dinámicas. En el sistema comunal que él define como una forma de organización horizontal fundamentada en la democracia deliberativa, cada individuo y cada grupo puede expresarse.
A primera vista, podría parecer utópico o inviable. Pero incluso un breve repaso a la historia de Kurdistán y del MLK demuestra que este tipo de organización no solo es posible, sino que tiene precedentes y ha funcionado de manera muy concreta. El ejemplo más claro es el Frente Nacional de Liberación de Kurdistán (ERNK, por sus siglas en kurdo).
Tanto en su Manifiesto por una Civilización Democrática como, más recientemente, en su Manifiesto por la Paz y la Sociedad Democrática, Öcalan subraya repetidamente la importancia de construir estructuras comunales, en particular a través del gobierno local. Explica que los municipios, utilizando los recursos a su alcance, pueden organizarse mediante comunas sin desarrollar una relación de lealtad o dependencia hacia el Estado; pueden involucrar directamente a la sociedad en la toma de decisiones y operar en colaboración con la ciudadanía. Por esta razón, señala, los municipios conquistados por el movimiento político kurdo revisten una enorme importancia.
Dentro del sistema que él define como autogobierno democrático, el modelo organizativo horizontal, descrito como una pirámide invertida, puede generar grandes avances. Y estas comunas, según Öcalan, no se limitan al nivel provincial o distrital; pueden construirse hasta el nivel del hogar.
Las comunas son una respuesta a los administradores designados por el Estado (fiduciarios o interventores) y a la represión.
Según la concepción del MLK, cada casa, cada calle y cada barrio es un espacio organizativo, un canal para la difusión del socialismo.
De hecho, esta lógica es una forma ampliada y refinada de lo que el líder comunista turco İbrahim Kaypakkaya describió como “construir la revolución casa por casa, pueblo por pueblo, ciudad por ciudad, distrito por distrito”. El marco ideológico que Kaypakkaya sistematizó para las condiciones de Turquía ha evolucionado hasta convertirse en el modelo que el Movimiento de Liberación de Kurdistán utiliza y desarrolla hoy, y ha generado una organización tangible sobre el terreno.
El difunto comandante Atakan Mahir lo expresó claramente cuando dijo: “El pueblo es nuestro, la tierra es nuestra. No luchamos para ser alcaldes. Si puedo enseñar a un niño a leer y escribir, si puedo obtener tierras a cambio, eso es suficiente”. Este principio también debe guiar al gobierno local.
La administración local no debe estar moldeada por la ambición de poder. Debe convertirse en un campo de lucha, construido sobre bases sólidas, y eso requiere organización hasta el nivel familiar. La gente debe poder contactar a sus representantes electos, hablarles directamente, presentarles sus problemas y participar en su solución. Eso es lo que posibilita la organización comunal.
Las comunas deben extenderse a los hogares e integrarse en todos los sectores de la sociedad. De lo contrario, el gobierno local se vuelve dependiente del poder estatal, se ve obligado a operar solo hasta donde el Estado lo permite y se torna vulnerable: cuando el Estado designa un administrador, desmantela todo el mecanismo. Esa es la función esencial de las administraciones locales: impedir la concentración del poder en la sociedad, evitar que el gobierno local se arraigue en ella.
Sin embargo, cuando los municipios cuentan con una sólida estructura comunitaria subyacente y están libres de la injerencia burocrática, el panorama cambia por completo. Incluso si se imponen administradores, las comunas pueden sostener y expandir la lucha. La dependencia significa la aniquilación cuando llega el administrador fiduciario. Convertir el trabajo municipal en dependencia y luego decir “no podemos trabajar porque nos lo impiden” solo permite que el administrador designado por el Estado anule los logros.
Por el contrario, si las comunas se construyen a partir de los hogares y las comunidades locales resuelven sus propios problemas, la toma de los municipios se vuelve inútil. Las tácticas de presión del Estado fracasan.
Uno de los mayores errores hasta la fecha ha sido construir estructuras comunales dentro de los municipios, subordinadas a la administración municipal. Por eso, cada vez que se impusieron administradores fiduciarios, lo primero que hicieron fue desmantelar estas redes comunales.
Toda estructura construida en dependencia del municipio —cooperativas, asociaciones, etc.— ha desaparecido por esta razón. Limitar el trabajo municipal a la construcción de carreteras o la organización de conciertos ha llevado repetidamente a la destrucción de logros obtenidos con tanto esfuerzo.
En el Movimiento de Liberación de Kurdistán, la fuerza no proviene de comunas dependientes del gobierno local, sino de comunas independientes. Sin una esfera económica o institución independiente, toda iniciativa queda expuesta al ataque y la obstrucción del Estado.
En el marco ideológico de Abdullah Öcalan, las comunas no son estructuras dependientes, sino espacios donde la gente se organiza directamente y construye según su propia voluntad. En esa independencia, cuando la sociedad resuelve sus propios problemas, la presión del poder sobre esas tierras pierde efecto y se derrumba.
Análisis final
Abdullah Öcalan describe al “ciudadano libre” de la siguiente manera: “Ni servidumbre a sultanes ni servidumbre a ideologías estatistas-nacionalistas. Eso no es ciudadanía. El enfoque individualista de Occidente tampoco es el camino correcto. El individualismo a expensas de la sociedad es erróneo, y la sociedad a expensas del individuo también lo es. El ciudadano libre se sitúa en el punto medio, en equilibrio. El ciudadano libre está arraigado en la cultura. El ciudadano libre es el ciudadano del confederalismo democrático”.
Las comunas, fundamentales para la construcción de ese ciudadano libre, no pueden depender de ninguna autoridad ni estar vinculadas a ninguna estructura.
Según la concepción del socialismo del Movimiento de Liberación de Kurdistán, toda comuna construida sobre la base correcta se convierte en un camino hacia la construcción del socialismo. Abdullah Öcalan y el MLK rechazan cualquier modelo de socialismo moldeado por el poder estatal, la ambición de poder o una clase dirigente. En cambio, se fundamentan en la organización comunal, un sistema en el que la sociedad participa plena y libremente.
Lo que se requiere ahora es avanzar sin ansias de poder, sin crear castas y sin destruir lo ya construido, sino progresando por el buen camino. Cada estructura comunitaria establecida sobre bases sólidas en Kurdistán y en Turquía será también prueba de que el socialismo puede volver a ser fuente de esperanza para el mundo.
Y en palabras del propio Abdullah Öcalan: “La esperanza es más valiosa que la victoria”.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina