Antes del inicio de la Revolución de Rojava en el norte y el este de Siria, el pueblo kurdo trabajaba con ahínco en su tierra, desafiando al antiguo régimen del Partido Baaz. Cuando comenzó la revolución, liderada con valentía por las mujeres, su papel se hizo cada vez más visible en todos los ámbitos de la vida. Asumieron el liderazgo en los espacios político, militar, cultural, económico y artístico.
Entre las madres que lucharon durante muchos años contra el antiguo régimen se encuentra Asma Murad, de la ciudad de Karki Laki, en Qamishlo. Al día de hoy, continúa su lucha mediante la organización de mujeres y la defensa de la libertad de Abdullah Öcalan, dedicando su vida al activismo y al trabajo de base.
El descubrimiento de la filosofía de Öcalan
En 1988, conocí la filosofía del líder Abdullah Öcalan. Desde entonces, trabajamos bajo el paraguas del Movimiento por la Libertad de Kurdistán. Dos años después, me uní al frente de batalla y pasé muchos años de lucha y resistencia. Solíamos mudarnos de casa en casa para brindar apoyo y formar grupos organizativos. Durante el verano, trabajábamos juntos en el campo. A pesar de las dificultades, era como ir a la batalla, porque creíamos que este movimiento nos traería la libertad que anhelábamos.
En aquella época, el antiguo régimen sirio nos prohibía dar nombres kurdos a nuestros hijos o usarlos en el trabajo. Nos privaron incluso de nuestros derechos más básicos, y el régimen continuó reprimiendo al pueblo kurdo. Por eso recurrimos al trabajo secreto en el frente para lograr nuestra libertad y reclamar nuestros derechos. Escuchábamos los discursos del líder Öcalan y nos reuníamos por las noches en la Academia Mártir Mahsum Korkmaz para escuchar sus palabras. A pesar de la dureza de aquellos días, tenían una belleza única: cada paso que dábamos hacia la organización nos daba fuerza y una voluntad inquebrantable.
De la prisión al campo de lucha
El 15 de agosto de 1991 fuimos a la zona del liderazgo (Öcalan) en El Líbano, donde se habían reunido muchas personas de diferentes regiones, desde Endiwer hasta Kobane. El primer día no vimos al líder Öcalan, pero al segundo sí lo conocimos. Nos habló durante horas sobre la importancia de la organización de las mujeres y su papel en la lucha. Después, regresamos a casa con mayor determinación y fuerza de voluntad. Antes de conocerlo, visitábamos tres casas al día; después, empezamos a visitar diez. Nuestro ritmo de trabajo aumentó notablemente.
Continuamos nuestra lucha hasta 2004, cuando se suponía que la conferencia de la “Unión Estrella” se celebraría en las montañas de la libertad (Qandil), pero se pospuso debido al levantamiento del 12 de marzo. Durante ese tiempo, mi hermana Ayhan y yo fuimos arrestadas por el antiguo régimen sirio. Pasamos un tiempo en prisión y, tras nuestra liberación, enfrentamos grandes dificultades porque mucha gente nos reconocía, lo que dificultó aún más nuestro trabajo. Una vez más, el régimen nos impidió continuar con nuestras actividades. Nos arrestaron de nuevo y nos llevaron a Hasaka, donde permanecimos hasta nuestro juicio, tras el cual nos trasladaron a las cárceles de Damasco y Alepo. A pesar de todo, hicimos una promesa: salir de la prisión fortalecidas y continuar nuestra lucha con mayor determinación. La prisión nunca sería un obstáculo para nuestra libertad.
La libertad comienza con la voluntad de las mujeres
Continuamos con nuestro trabajo de primera línea hasta que estalló la Revolución de Rojava. Después, me uní a la Casa de la Mujer. Al principio, llamábamos a la revolución la “Primavera Árabe”, hasta que el líder Öcalan nos envió un mensaje: “Esta no es solo la Primavera Árabe, es la Primavera de los Pueblos. Por lo tanto, todas las comunidades deben participar y unirse en un espíritu de hermandad para construir una patria democrática”.
El antiguo régimen sirio sembró la hostilidad entre kurdos y árabes. Pero hoy, nuestras sangres se han mezclado: trabajamos juntos como un solo espíritu. No se trata solo de los componentes árabes; incluso camaradas de fuera de Siria están aquí con nosotros, porque han llegado a conocer la filosofía del líder Öcalan y ven en él a un líder de humanidad y paz.
Siempre nos mantendremos a la vanguardia, apoyando a los combatientes, negándonos a ser silenciados. Continuaremos la lucha hasta que nuestro líder sea liberado.
FUENTE: Zainab Issa / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina