La migración es un resultado directo de políticas y estrategias estrechas impuestas por las potencias dominantes y los Estados nación que buscan remodelar la región según sus propios intereses.
Amira Ali, copresidenta del Consejo Económico de Kobanê, en la región del Éufrates (Rojava, Kurdistán sirio), ofreció una evaluación exhaustiva de las políticas migratorias, analizando sus objetivos e impactos.
Explicó que el problema de la migración tiene profundas raíces históricas que varían según la época: “En la época preestatal, las personas buscaban fortalecer su poder mediante alianzas y guerras, con el objetivo de controlar la tierra y la propiedad mediante la migración. Con el establecimiento de los Estados y la evolución de los sistemas de Estados nación, la migración se convirtió en un método sistemático en el que las ‘guerras especiales’ se utilizaban como herramientas para reforzar esta trayectoria”.
Ali añadió que esta transformación comenzó realmente después de la Primera Guerra Mundial y alcanzó su punto álgido en etapas posteriores, cuando la migración se convirtió en una consecuencia directa de las guerras y las agitaciones políticas.
“Mientras persistan los conflictos, la migración seguirá siendo uno de sus resultados más destacados, reflejando la profundidad de las crisis y la transformación de las sociedades”, remarcó.
Cómo la migración sirve al poder económico
En los últimos años, el número de personas que migran a Europa ha aumentado drásticamente, con diversos pretextos, ya sea buscando seguridad o abandonando sus estilos de vida anteriores. En este contexto, Ali aseveró que este fenómeno es consecuencia directa de las políticas europeas.
“En esencia, debemos examinar las causas de las guerras -analizó-. Europa es conocida como el ‘viejo continente’, un continente carente de vitalidad y fuerza laboral. Entonces, ¿cómo puede fortalecer su economía y expandir su influencia? Europa necesita una fuerza laboral activa para implementar sus proyectos, pero no encuentra esta energía entre sus propias poblaciones. Por esta razón, alimenta guerras y conflictos —vendiendo armas por un lado y promoviendo una narrativa de seguridad y paz por el otro— para impulsar a la gente a migrar. Mientras tanto, las personas, en busca de seguridad, migran naturalmente a los llamados países ‘más seguros’. Ahora bien, ¿dónde se produce la migración con mayor frecuencia?”.
Ali explicó que la migración adopta múltiples formas, tanto internas como externas, cada una con diferentes propósitos: “En la actualidad, estamos presenciando un marcado aumento de la migración interna en Siria, Irán, Irak y Turquía, lo que conduce a profundas transformaciones demográficas”.
Posicionó a Siria como el ejemplo más notable, donde se están implementando políticas sistemáticas de arabización para transformarla en una zona de mayoría árabe, como parte de una estrategia interna para reestructurar la estructura poblacional.
“Patrones similares se observan en Irak, Irán y Turquía, donde miles de kurdos han sido desplazados de sus aldeas, sus hogares incendiados y sus tierras desoladas, para luego ser repoblados por árabes, turcos, persas e incluso mongoles”, indicó.
De “dividir y mudarse” a la realidad del desplazamiento
Ali puntualizó que la migración se utiliza a menudo como una herramienta política interna, citando el conocido principio de Mustafa Kemal Atatürk, “divide y avanza”, que se ha convertido en una estrategia operativa.
“Al dividir las sociedades en grupos conflictivos, desmantelar su unidad y alterar su composición demográfica se facilita su control -reflexionó-. Sin embargo, estas políticas no siempre logran sus objetivos; en cambio, pueden fortalecer la unidad de las personas, debilitando la capacidad de las potencias dominantes y los Estados nación para explotarlas”.
Como ejemplo, mencionó los acontecimientos de 2014, cuando el Estado turco presionó a ISIS hacia Kobane, lo que provocó una batalla masiva y una ola migratoria. “Turquía aprovechó esta migración, integrando a los desplazados en su economía, muchos de los cuales aún trabajan en los mercados turcos. Este es un claro ejemplo de cómo se instrumentaliza la migración con fines políticos y económicos”, refirió.
Migración: no es un movimiento geográfico sino un desarraigo de la identidad
Ali también enfatizó que las potencias dominantes utilizan estratégicamente las políticas económicas para impulsar la migración interna: “Por ejemplo, el antiguo régimen sirio nunca implementó proyectos económicos en las ciudades kurdas ni proporcionó infraestructura que permitiera a los residentes construir vidas sostenibles. Esto obligó a muchos a migrar, ya sea a otras ciudades sirias o a países vecinos como Líbano e Irak”.
Estas políticas, explicó, hacen más que simplemente cambiar la ubicación de una persona: provocan transformaciones profundas en la identidad humana, afectando la cultura, la ética, el lenguaje y la personalidad, remodelando a los individuos de acuerdo con sus nuevos entornos.
“Tanto los migrantes internos como los externos se ven obligados a adaptarse. A menudo, deben aprender un nuevo idioma, adoptando gradualmente una nueva cultura y perdiendo su identidad original”, resumió.
Ali subrayó que la migración persigue un objetivo general: el debilitamiento de la identidad cultural y lingüística. “En la migración externa, las identidades étnicas y nacionales —kurdas, árabes o turcas— a menudo se borran. Las personas se transforman según las normas de sus sociedades de acogida -manifestó-. La migración en este siglo ya no es una mera reubicación física, sino una migración que nos aleja del yo, la identidad y la verdad. Esto abre la puerta a numerosas crisis —infertilidad, pobreza, fragmentación social—, todo ello bajo el disfraz de la modernidad impuesta”.
Concienciación popular contra la fuga de población y la migración forzada
Ali detalló que las naciones ricas suelen estar en el centro de las políticas migratorias. Las potencias dominantes y los Estados nación, explicó, utilizan la migración como arma política contra diversos pueblos, con mayor impacto en las sociedades vulnerables.
“El pueblo palestino ha sufrido enormemente por estas políticas. A pesar de ser Palestina una de las tierras más fértiles y productivas, todos pueden ver lo que le ha sucedido: desplazamiento y destrucción”, alertó.
“Kurdistán es otro excelente ejemplo -continuó-. Conocido mundialmente como una de las regiones más ricas en recursos naturales —un paraíso terrenal—, sin embargo, ha enfrentado división, explotación, migración forzada y guerras continuas, convirtiéndolo en una víctima constante de la dominación y el conflicto”.
Ali concluyó advirtiendo que la migración se ha convertido en uno de los fenómenos más peligrosos que amenazan a las sociedades en este siglo: “En el mundo actual, la migración representa una amenaza real. La población mundial ha alcanzado niveles sin precedentes, algo que las potencias dominantes no anticiparon. En respuesta, han abierto las puertas a guerras generalizadas y al caos, lo que les ha permitido reconfigurar el panorama global según sus intereses. Desde esta perspectiva, la migración se ha convertido en una herramienta estratégica para gestionar el desorden, las transformaciones y las divisiones dentro de su esfera de control”.
“El mayor peligro reside en que nuestros pueblos ahora aceptan estas políticas con satisfacción, dando la bienvenida a la migración sin percatarse de sus consecuencias. Las potencias dominantes promueven y glorifican la migración, convirtiendo a los propios seres humanos en instrumentos de su propaganda. Por lo tanto, el pueblo kurdo —y todos los pueblos de Medio Oriente— deben permanecer conscientes y vigilantes. No debemos permitir que la migración nos desarraigue de nuestros orígenes ni se convierta en un medio para saquear y vaciar nuestras patrias”, finalizó.
FUENTE: Berjem Judy / JINHA / Traducción y edición: Kurdistán América Latina