Los recientes ataques a los barrios kurdos de Sheikh Maqsoud y Ashrafieh, en Alepo, no son simples incidentes de seguridad local. Señalan el colapso del entendimiento del 10 de marzo y del acuerdo del 1 de abril, revelando cómo la nueva dinámica entre Turquía y sus mercenarios sobre el terreno representa una amenaza creciente para la presencia kurda.
Durante las últimas 24 horas, los miembros de Hayat Tahrir al Sham (HTS) y el Ejército Nacional Sirio (ENS) han intensificado sus bombardeos con armamento pesado, misiles antitanque y morteros. Los ataques resultaron en la muerte de un civil y al menos otras veinte personas heridas, mientras que las Fuerzas de Seguridad Interna (Asayîş, vinculadas a las Fuerzas Democráticas Sirias -FDS-) derribaron un dron de HTS y continúan repeliendo los ataques en ambos barrios.
Cada vez es más evidente que la guerra en Siria está a punto de intensificarse de nuevo. El equilibrio de poder entre las fuerzas rivales se definirá no mediante el diálogo ni la negociación, sino mediante la reanudación de la guerra y la confrontación. Los actores globales con intereses en Siria buscan fortalecer sus posiciones y afianzar su influencia alimentando el conflicto entre los pueblos del territorio sirio.
Tras las masacres contra las comunidades alauita y drusa, una nueva ofensiva genocida se dirige ahora contra la población kurda como parte de los intentos por redefinir el futuro de Siria. El uso de gas lacrimógeno y munición real contra la población civil ha intensificado aún más el asedio a estos barrios, poniendo en peligro la vida de más de 400.000 personas.
El inicio de los enfrentamientos en Sheikh Maqsoud y Ashrafieh dejó a los barrios kurdos desconectados de la Administración Autónoma (AADNES); esto tiene un gran significado. Su aislamiento podría convertirlos en blancos fáciles para el Estado turco y sus mercenarios.
Los ataques se han dirigido a múltiples objetivos simultáneamente. Parece que buscan lograr varios objetivos con una sola acción.
Empoderando a los mercenarios del ENS
Está claro que, si bien el Estado turco busca legitimar su ocupación en Siria a través de HTS, también pretende afirmar el control sobre HTS desde dentro, mediante el despliegue de mercenarios del ENS bajo su mando.
Durante los intensos enfrentamientos se desataron intensos combates entre las fuerzas de HTS y las Fuerzas de Seguridad Interna en torno a Al Jalaa, el puesto de control de Al Jazira y el Hospital Griego. Sin embargo, las Fuerzas de Seguridad Interna repelieron con éxito los ataques.
Ahmed al Sharaa (Mohammed al Jolani) sigue en una posición débil. En esta situación, parece considerar la acción coordinada con los mercenarios del ENS como una forma de asegurar su posición. De tener éxito, reforzaría su posición contra los kurdos, alauitas y drusos.
Alianza entre Al Jolani y Turquía
Todo indica que el Estado turco, mediante esta alianza, busca proyectar su línea ideológica y consolidar su ocupación de facto sobre el terreno. Para ello, está posicionando indirectamente a sus mercenarios del ENS junto con HTS para transformar su presencia sobre el terreno en una fuerza efectiva en la política de Damasco.
Como Turquía considera la dominación sobre el terreno una necesidad existencial, prefiere alinearse con Damasco; desde esta perspectiva, un plan que prevea la liquidación de los kurdos le parece la opción más adecuada.
Con esta maniobra, Recep Tayyip Erdoğan pretende demostrar sobre el terreno que los avances kurdos, que una vez calificó de “error” cuando surgieron a través del norte de Irak, no podrán repetirse en el norte de Siria, al tiempo que intenta fortalecer la posición de Turquía como un actor decisivo en el futuro de Siria.
Sin embargo, para convertirse en un actor decisivo en Siria, Turquía considera necesario equilibrar delicadamente las relaciones entre las potencias regionales y globales. En sus cálculos para asegurar el dominio político y territorial a través de Damasco, Turquía también pretende presentarse como un contrapeso al expansionismo regional de Israel y, para ello, aplica políticas que aplastan a los kurdos sobre el terreno.
La política kurda de Turquía desde dos perspectivas
Turquía persigue simultáneamente dos posibles resultados al intentar eliminar a los kurdos. El primero es debilitarlos mediante ataques directos: incitando reacciones nacionalistas entre las poblaciones árabes, especialmente los grupos tribales, para provocar un conflicto interno y, con ello, expandir la ocupación sobre el terreno. El segundo es una estrategia propagandística y diplomática para neutralizar la amenaza israelí: si se forma una alianza con Israel, Turquía prevé movilizar una reacción regional alegando que los kurdos actúan contra los árabes o Palestina y colaboran con Israel. Incluso si dicha alianza no se materializa, aislar a los kurdos para sembrar silencio internacional podría facilitar el genocidio.
En resumen, todos los caminos conducen al plan de Turquía de asegurar su dominio en la política y el terreno de Damasco a través de sus mercenarios.
Cabe destacar que en la apertura del Parlamento el 1 de octubre, Erdoğan dijo que no se permitiría que ocurriera un nuevo déjà vu.
¿Qué es exactamente este déjà vu?
Esto se refiere a una especie de déjà vu de la federación post-Saddam Husein declarada en el Kurdistán del Sur (Bashur, norte de Irak). Erdoğan ha declarado repetidamente que nunca permitirá una formación similar en el norte de Siria; no es la primera vez que lo afirma, pero lo ha reiterado miles de veces. En otras palabras, se negará rotundamente a los kurdos la posesión de un estatus reconocido en Siria, lo que en la práctica significa una nueva guerra genocida.
En esencia, los indicadores sobre el terreno muestran claramente que Turquía es el actor que conduce la guerra.
¿Es una coincidencia el aniversario de los acontecimientos del 6 al 8 de octubre?
Los ataques a los barrios de Sheikh Maqsoud, coincidiendo con el aniversario de los sucesos de Kobane, no son accidentales. Quienes perdieron en Kobane ahora buscan la victoria en Sheikh Maqsoud. Cabe destacar que Erdoğan parece decidido a marginar a Kurdistán del Norte (Bakur), creando la impresión de un proceso en el norte que deja a los kurdos divididos, indecisos y, en última instancia, neutralizados sobre el terreno.
En respuesta a estos ataques, miles de kurdos en Qamishlo y Kobane salieron a las calles en manifestaciones de solidaridad con Sheikh Maqsoud y Ashrafieh, condenando los ataques.
Como parte de esta estrategia, han surgido recientes campañas en medios digitales que promueven a Selahattin Demirtaş y sus asociados. Estas campañas crean una confusión perceptiva, intentando ocultar los hechos tras una densa nube de desinformación.
La mentalidad y la política que han perpetrado masacres contra los kurdos en Rojava no pueden llevar adelante un proceso con los kurdos del Kurdistán del Norte. Eso está claro. Creo que la sensibilidad de la población del Kurdistán del Norte en este asunto es de vital importancia. Si reconocen que la historia se encuentra en un punto de inflexión crítico y definen su papel, misión y posición en consecuencia, estarán en una posición decisiva para determinar su destino.
La lógica que califica los logros en el Kurdistán del Sur como un “error” y promete no repetir ese error en Rojava no actuará de manera diferente en el Kurdistán del Norte.
¿Se mantendrán los planes de Turquía?
Si la política de Turquía hacia Siria se desarrolla según lo previsto, el país se convertiría en un importante agente de poder en la política regional. Pero ¿saldrá todo según lo previsto? Eso depende de la resistencia que se presente. Si surge una fuerte resistencia dentro de la región de la Administración Autónoma, las estrategias de Turquía sobre el terreno se desmoronarán, obligando a Damasco a reconocer la autonomía de la AADNES. Si Turquía no logra establecer el control sobre el terreno, también perderá su influencia actual en la política de Damasco. Tal resultado fortalecería la apropiación popular del sistema de la Administración Autónoma, a la vez que mejoraría sus perspectivas de legitimidad y reconocimiento legal a nivel regional e internacional. En ese caso, los kurdos se convertirían en un actor clave en la configuración del futuro de la región, y el uso del islam por parte de Turquía para alimentar la propaganda antikurda sería derrotado una vez más.
La declaración de las Fuerzas de Seguridad Interna de que los barrios son una línea roja y su preparación para una respuesta a gran escala refuerza aún más la determinación de la resistencia.
FUENTE: Halit Ermiş / ANF / Edición: Kurdistán América Latina