Las Madres por la Paz participaron ayer en la comisión parlamentaria Nacional de Solidaridad, Hermandad y Democracia, que celebró su quinta reunión en la Gran Asamblea Nacional turca.
Durante la reunión, la comisión escuchó además a representantes de las Madres de los Sábados, la Fundación para los Derechos Humanos y las Libertades y la Ayuda Humanitaria (İHH), la Asociación de Derechos Humanos (İHD), la Asociación de Derechos Humanos y Solidaridad con los Oprimidos (Mazlum-DER) y la Fundación de Derechos Humanos Tahir Elçi.
Nezahat Teke, representante de las Madres por la Paz, se refirió al proceso de paz que se desarrolla en Turquía y que tiene como protagonista al líder kurdo Abdullah Öcalan. Teke además habló sobre el desarme de las guerrillas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) y dijo que “todos quieren que se depongan las armas, pero estamos esperando pasos concretos a cambio” por parte del Estado turco.
La integrante de las Madres por la Paz señaló que quienes murieron en estos últimos cuarenta años de conflicto “fueron quienes más anhelaban la paz”. Por eso, recordó que su hija, de 19 años, se prendió fuego en protesta contra el aislamiento impuesto por el Estado turco a Öcalan.
“Durante 25 años he sentido el olor del cabello quemado de mi hija en la nariz. Una podría preguntarse si la paz traerá de vuelta a mi hija -relató-. Por supuesto, mi hija no volverá. He llorado, pero no quiero que otras madres lloren. Enterremos las armas, no a nuestros hijos”. Teke agregó que “cuando exigimos la paz, el fiscal nos dice: ‘No hay guerra’. Me condenaron a un año de arresto domiciliario. Si no hay guerra, ¿por qué muere gente? Llámenlo como quieran, pero algo está sucediendo que está causando muerte”.
La Madre por la Paz remarcó que el líder kurdo y fundador del PKK, encarcelado hace 27 años en la isla-prisión de Imrali, “está involucrado”. “Sabemos que Öcalan se está esforzando por encontrar una solución. La comisión debería reunirse con Öcalan y colaborar. Hagamos lo que sea necesario”, manifestó.
Por su parte, Türkiye Bozkurt, otra integrante de las Madres por la Paz, manifestó “es necesario tomar medidas. La gente no confía en el proceso, que hasta ahora no se ha llevado a cabo. Sin embargo, los kurdos han tomado todas las medidas necesarias. Se quemaron armas y se disolvió el partido. Todo esto ocurrió, pero no hubo respuesta. Los presos políticos y enfermos, incluido Öcalan, deben ser liberados”.
A su vez, Rebia Kıran, también de Madre por la Paz, advirtió: “Respetamos y saludamos a quienes contribuyen a esta paz. Si esta promesa de paz proviene del señor Öcalan, nosotras, las Madres por la Paz, apoyamos esta paz”.
Kıran llamó a que “Öcalan venga, se siente en el Parlamento y nos permita explicarnos nuestros problemas unos a otros”.
“¿En qué se basarán las guerrillas para venir a Turquía?”, se preguntó Kıran, y continuó: “¿Bajo qué condiciones vendrán a Turquía? Probablemente los meterán en prisión y los condenarán a 30 años. Así no puede haber paz. Que vengan a involucrarse en política. Que dejen (en referencia al Estado turco) de usar la retórica mediática. Si queremos paz, que dejen de usarla para que podamos abrazarnos. No queremos guerra en ningún país. Seguiremos pidiendo la paz hasta la muerte”.
Las Madres por la Paz comenzaron su lucha en la década de 1990, reclamando la aparición con vida de los y las desaparecidas o asesinadas por el Estado turco. Una de las referencias de este grupo de derechos humanos son las Madres de Plaza de Mayo de Argentina.
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina