El 18 de junio de 2025, un adolescente kurdo llamado Mustafa Jamil Shekho, de la aldea de Haj Hasna, ubicada en el distrito de Jinderes, en Afrin (Rojava, Kurdistán sirio), fue presuntamente asesinado a tiros por colonos árabes. Estaba vigilando los paneles solares en las tierras agrícolas de su familia cuando los ladrones atacaron. El robo de propiedades kurdas se ha convertido en un acto cotidiano para los grupos armados respaldados por Turquía que participaron en el ataque contra Afrin y para los civiles de otras partes de Siria que se asentaron en la región tras la invasión.
Indignados por las continuas violaciones, varios jóvenes y algunas mujeres protestaron en el centro de Afrin para condenar el asesinato de Mustafa. Los jóvenes gritaron “Şehîd namirin” (que en kurdo significa “los mártires no mueren”). La Policía Militar, respaldada por Turquía, con más de diez vehículos y más de cincuenta efectivos, dispersó por la fuerza la manifestación ante la mirada del personal de Seguridad General del Gobierno de Transición Sirio (GTS), que se limitó a observar. En lugar de perseguir a los autores del asesinato, la Policía Militar insultó a los manifestantes y arrestó a tres de ellos.
Este caso es solo una de las miles de violaciones que la población kurda originaria de Afrin ha sufrido a diario desde la ocupación turca de la ciudad y sus alrededores (366 aldeas) en 2018. Desde entonces, ningún responsable ha rendido cuentas. Incluso violaciones de gran repercusión, como el asesinato de varios miembros de una misma familia kurda la víspera del Newroz (año nuevo kurdo) de 2023, no han dado lugar a una rendición de cuentas ni a un cambio significativo. Esta impunidad ha reforzado la postura de los responsables, colonos y otros hombres armados para cometer más violaciones y crímenes con total libertad.
Afrin entre conflictos y negociaciones
La caída del régimen de Bashar al Asad y el ascenso al poder de Hayat Tahrir al Sham (HTS) en Damasco no pusieron fin a las violaciones. En diciembre de 2024, 145 residentes de Afrin fueron arrestados o secuestrados arbitrariamente (incluidas 16 mujeres), 26 fueron asesinados y 16 sufrieron agresiones físicas por miembros de facciones del Ejército Nacional Sirio (ENS), colonos que se negaron a devolver sus hogares a sus dueños originales o ladrones. En enero de 2025, 29 personas fueron arrestadas arbitrariamente (incluidas ocho mujeres). En febrero, 53 personas fueron arrestadas arbitrariamente (incluida una mujer).
En marzo, once personas fueron arrestadas arbitrariamente y otras seis sufrieron agresiones físicas. En abril, hubo cinco arrestos arbitrarios y ocho agresiones. En mayo, cuatro personas fueron asesinadas y otras cuatro sufrieron agresiones físicas. En junio, ocho personas fueron arrestadas arbitrariamente o secuestradas, otras dos sufrieron agresiones físicas y una persona fue asesinada (Mustafa Jamil Shekho).
Las cifras por sí solas sugieren que los abusos contra los kurdos en Afrin están disminuyendo. Esto podría deberse a la entrada formal de la Seguridad General el 7 de febrero y al acuerdo del 10 de marzo entre el comandante en jefe de las FDS (Fuerzas Democráticas Sirias), Mazloum Abdi, y el presidente de transición sirio, Ahmad al Sharaa, en el que ambas partes se comprometieron a garantizar que todos los sirios desplazados regresen a sus pueblos y aldeas, y reciban la protección del Estado sirio.
Sin embargo, las condiciones aún distan mucho de ser propicias para un retorno seguro y la seguridad a largo plazo. Los perpetradores han modificado sus tácticas y las han ampliado a un ámbito geográfico más amplio.
Aunque muchos colonos árabes abandonan Afrin y muchos habitantes kurdos regresan, el robo y la destrucción de propiedades siguen siendo graves problemas. Incidentes menores, como el robo de baterías, y otros de mayor envergadura, como la retirada de puertas, ventanas, muebles y electrodomésticos de las casas por parte de colonos y familias de milicianos al desalojarlas, han dejado a los kurdos retornados frente a costosos y largos esfuerzos para restaurar sus hogares. A medida que quienes se han trasladado a Afrin por Turquía se dan cuenta de que pronto tendrán que marcharse definitivamente, este tipo de intentos de extorsión a la población local podrían aumentar.
Las facciones del ENS que se han integrado al nuevo ejército sirio, como la División Suleiman Shah y la División Hamza, ahora gozan de libre circulación por todo el país. Esto facilita las violaciones contra los kurdos de Afrin fuera de la ciudad. Por ejemplo, se han recibido numerosos informes de abusos en la carretera que conecta Alepo con Afrin. Desde el 8 de diciembre, más kurdos han utilizado esta carretera para intentar visitar sus pueblos.
La carretera que conecta las regiones de la Administración Autónoma (AADNES) con Alepo y Afrin también es precaria. Muchos kurdos de Afrin, desplazados a Qamishlo, Hasaka, Amuda, Derik y otras zonas bajo control de la AADNES, fueron arrestados y secuestrados camino a Alepo en un puesto de control controlado por la División Hamza y la División Sultán Suleiman Shah en la carretera Deir Hafer-Alepo, simplemente por su identidad kurda.
A pesar de todos los llamamientos de los partidos kurdos, la sociedad civil y la población civil de Afrin al GTS, así como de la entrada de las fuerzas de Seguridad General y la visita de Ahmed al Sharaa a Afrin en febrero, no se ha logrado ningún avance significativo para la población de la región. Las medidas adoptadas tienen poco impacto sobre el terreno: por ejemplo, se han abierto oficinas de quejas, pero pocos acuden por temor a la opresión de los colonos y facciones armadas.
El único avance positivo importante desde el 8 de diciembre es el fracaso de la política turca para cambiar la demografía de Afrin, asentando a árabes sirios y turcomanos de otras provincias de la región y obligando a los kurdos a huir. Afrin fue en su día al menos un 98% kurdo. Tras la ocupación turca, la población kurda se redujo a aproximadamente a un 25%. Los informes más recientes sugieren que ha aumentado al 60%. Esto se debe principalmente a la voluntad y determinación de los residentes de Afrin, quienes regresan con cautela a sus hogares y tierras a pesar de las continuas violaciones deliberadas, robos e insultos contra los kurdos.
En resumen, el caso de Afrin está gravemente marginado y desatendido. El gobierno interino no ha implementado ninguna medida tangible para aliviar el sufrimiento de los kurdos desde que asumió el control nominal de la región. La Administración Autónoma solo afirma que Afrin y Serekaniye son las prioridades de su agenda y que pronto será posible un retorno seguro y digno. Entre promesas y negociaciones, los kurdos de Afrin lidian con la opresión y la injusticia constantes a diario, sin apoyo legal ni militar.
¿Cuál es la mejor solución?
Afrin era una región kurda casi homogénea y las comunidades kurdas la consideran parte integral de su patria. Los kurdos que permanecieron en Afrin desde la ocupación turca en 2018 y quienes fueron desplazados forzosamente a causa de la ocupación, exigen la rápida salida de todos los colonos que se instalaron en la región tras la ocupación turca con el fin de lograr un cambio demográfico y la retirada de las milicias turcas y apoyadas por Turquía. Quieren autogobernarse y ser responsables de su propia seguridad.
Las condiciones de seguridad sobre el terreno han cambiado de forma que podrían facilitar la retirada turca. Existe un alto el fuego vigente entre Turquía y las FDS. El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) ha anunciado su disolución, lo que invalida los pretextos que Turquía utilizó para ocupar zonas kurdas como Afrin y Serekaniye y desestabilizar el resto del norte y el este de Siria.
El GST debe comprender la importancia de Afrin para los kurdos sirios de todas las tendencias políticas. De conformidad con el acuerdo del 10 de marzo, debe colaborar con la Administración Autónoma para facilitar el retorno de la población de Afrin de forma organizada, en lugar de esperar a que los residentes desplazados regresen por sí solos. Esto debe incluir apoyo para recuperar sus hogares y propiedades de manos de colonos y grupos armados.
Cualquier acuerdo sobre integración de la seguridad debería incluir el regreso del personal de las FDS a Afrin. Muchos de los principales combatientes kurdos de las FDS provienen de esta región. Han pasado años luchando contra el ISIS lejos de sus hogares y es probable que estén interesados y sean capaces de regresar para brindar seguridad a sus comunidades. Las FDS gozan de un importante apoyo público de la población de Afrin y es probable que sus combatientes sean bien recibidos por los kurdos locales.
El regreso de las FDS no implica necesariamente el regreso de la AADNES a Afrin. De hecho, el ejemplo de Afrin demuestra el poder de un modelo descentralizado. La región consta de una ciudad y 366 aldeas. Cada una puede autogobernarse y, conjuntamente, elegir el mecanismo que consideren adecuado para gobernar toda la región.
Si la Administración Autónoma y el GST logran priorizar el caso de Afrin y tomar estas medidas, la población, que ha sufrido durante tanto tiempo, estará en mejores condiciones para recuperar sus medios de vida y su cultura. Esto facilitará la creación de una Siria estable y unificada para todos sus residentes.
FUENTE: Aras Yussef / Kurdish Peace Institute / Traducción y edición: Kurdistán América Latina