Ya transcurrieron quince días desde que el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) anunció el fin de su lucha armada tras la celebración de su XII Congreso. Esto sucede luego del llamamiento del líder del pueblo kurdo Abdullah Öcalan, el 27 de febrero pasado, a favor de la “paz y una sociedad democrática”. A pesar de esta histórica declaración, aumentaron las críticas por la inacción del gobierno turco para tomar medidas concretas en respuesta.
Eren Keskin, copresidenta de la Asociación de Derechos Humanos (IHD), habló con la agencia de noticias ANF y aseguró que la decisión del PKK es un avance positivo. También enfatizó que el Estado turco debe tomar medidas significativas.
Keskin señaló que “como paso adelante, la ley debe implementarse, la presión sobre la libertad de expresión debe levantarse y, sobre todo, los presos y presas (políticas) enfermas deben ser liberadas sin demora”.
Como defensora de los derechos humanos, Keskin afirmó que siempre ha apoyado una solución pacífica y no violenta a la cuestión kurda. Desde esta perspectiva, celebró tanto el Congreso del PKK como sus resultados. También destacó que la cuestión kurda no se limita únicamente a Turquía, recordando que afecta a un pueblo dividido en cuatro Estados nación diferentes. La defensora de derechos humanos aseveró que cualquier desarrollo en una parte de Kurdistán afecta inevitablemente a las demás.
“Personalmente, creo que el sentido de obligación del Estado de dar este paso está claramente vinculado a Rojava -explicó-. Este proceso no comenzó simplemente con la idea de ‘que vengan los kurdos y haremos la paz’. La presencia kurda en Rojava, que puede influir en este bando, la creciente influencia militar de Israel en Medio Oriente y la postura de Estados Unidos. Estos factores deben considerarse en conjunto. En otras palabras, este proceso se inició debido a los acontecimientos en Medio Oriente. En este sentido, el PKK, a petición de Öcalan, declaró que depondría las armas. Este es un paso positivo, pero el Estado también debe actuar”.
Keskin enfatizó que la medida más urgente es implementar la ley y que la República de Turquía no solo incumple sus propias leyes nacionales, sino que también viola los convenios internacionales que ha firmado y declarado superiores al derecho nacional, especialmente el Convenio Europeo de Derechos Humanos (CEDH).
“Existe una desconexión total entre lo que dice la ley y lo que se practica -resumió la defensora de derechos humanos-. Nos enfrentamos a un Poder Judicial que se niega a implementar incluso las sentencias del Tribunal Constitucional, que, según la Constitución, son vinculantes para todas las instituciones. Por lo tanto, un Estado que no aplica sus propias leyes debe, como mínimo, cumplir con las obligaciones de los convenios internacionales que ha firmado y eliminar todas las barreras a la libertad de expresión y asociación. Nadie debe ser procesado ni encarcelado por expresar sus ideas”.
Keskin manifestó que “los presos y las presas enfermas deben ser liberadas de inmediato, al igual que todos y todas las presas políticas. La Ley Antiterrorista, que funciona como un instrumento de derecho hostil, debe ser completamente abolida. El Código Penal turco ya incluye artículos relacionados con el crimen organizado. En este sentido, la Ley Antiterrorista funciona como una forma de derecho enemigo y debe ser derogada”.
La copresidenta de la IHD afirmó que “como mujer, también creo que el gobierno debe renovar la firma del Convenio de Estambul del Consejo de Europa. Esta es una de las demandas más urgentes. Además, debe cesar el discurso de odio contra las mujeres y otros grupos vulnerables. Estos son pasos esenciales. Pero, lamentablemente, aún estamos lejos de lograr ninguno de ellos. Los presos y presas enfermos ni siquiera han sido liberados. Por lo tanto, en mi opinión, estas medidas deben considerarse prioritarias. La doble moral de la principal oposición (en referencia al partido CHP) también alimenta las violaciones de derechos”.
Al criticar al CHP, Keskin expresó que las continuas violaciones de derechos humanos en Turquía también son resultado de la propia postura del principal partido de oposición. “Un lado del problema reside en el poder político gobernante, pero el otro lado reside en quienes se definen como oposición, en particular el principal partido de la oposición, cuya doble moral constituye una parte importante del problema”, remarcó.
Keskin apuntó que la “ideología fundacional” del CHP “contiene muchas injusticias y numerosas violaciones de derechos. Tal como dije anteriormente que debe garantizarse la libertad de expresión, por supuesto, también debemos poder debatir abiertamente el Tratado de Lausana. Pero la principal oposición, que exige libertad del Estado y el gobierno, ni siquiera puede tolerar tal debate. En un entorno político donde el gobierno y la oposición son tan similares, resolver los problemas fundamentales se vuelve casi imposible”.
“Desafortunadamente, la principal oposición dirige su política únicamente bajo el nombre de Mustafa Kemal -agregó la activista-. Ya sea sobre el CEDH, el Convenio de Estambul o la liberación de presos políticos, no escucho declaraciones significativas de la principal oposición. Sí, expresaron su apoyo a Mahir Polat porque es un preso gravemente enfermo, y con razón. Pero actualmente hay 1412 presos enfermos en cárceles turcas, y nunca he visto al CHP hablar en su nombre. Solo ven las cosas a través de su propia lente. Su doble moral es evidente. Esto se convierte en un gran obstáculo para la capacidad de la oposición de plantear demandas consistentes y contundentes”.
La copresidenta de la IHD también criticó al CHP que “vemos acciones contra el gobierno, pero al observar el lenguaje empleado en estas acciones y las consignas coreadas, vemos que la ideología genocida del Comité de Unión y Progreso está reviviendo y reforzándose. Y eso no nos da ninguna esperanza”.
Keskin además respondió a la reciente propuesta del presidente del Partido de Acción Nacionalista (MHP), Devlet Bahçeli, de establecer una comisión parlamentaria. “Las Comisiones de la Verdad y la Reconciliación son esenciales en las zonas donde se han llevado a cabo procesos de paz. Por supuesto, se puede establecer una comisión parlamentaria, pero aún más importante, necesitamos comisiones totalmente independientes y dirigidas por la sociedad civil y organizaciones de derechos humanos. Esto no será fácil en una sociedad tan profundamente polarizada y abrumada por el discurso de odio”.
Por último, Keskin destacó que “es fundamental confrontar la verdad. Existe la experiencia de las Madres por la Paz y la larga lucha por la justicia de las Madres de los Sábados. Los autores de los asesinatos nunca han rendido cuentas. Ni siquiera se están dando pasos simbólicos en este sentido. Entonces, ¿cómo se puede lograr la paz? Si tantas personas han desaparecido bajo custodia o han sido asesinadas bajo tortura, estos casos deben investigarse y esclarecerse sus paraderos. Asimismo, deben abordarse los actos cometidos por el PKK contra civiles. Este es precisamente el propósito de estas comisiones. Todos los segmentos de la sociedad que han sufrido la guerra y el conflicto deben ser incluidos en este proceso, y debe revelarse toda la verdad”.
FUENTE: Zeynep Kuray / ANF / Edición: Kurdistán América Latina