Esta semana, recibí en mi buzón de correo electrónico una entrevista con el veterano guerrillero del PKK Duran Kalkan. Tiene cosas interesantes que decir, pero desafortunadamente a la gente que no conoce la lucha kurda le resultará difícil entenderla en su totalidad. Sería bueno que los periodistas independientes tuvieran acceso al PKK para llegar a un público más amplio, pero eso ahora es imposible. El hecho de que las montañas se hayan convertido en una zona prohibida para los periodistas es una consecuencia deliberada de la violencia excesiva e ilegítima de Turquía, la cual quiero condenar en voz alta.
La última vez que visité el PKK como periodista fue en el verano de 2017. Fue al final de mi año con los combatientes inspirados por la ideología de Abdullah Öcalan, con los que estuve para el libro que escribí sobre ellos. En los años anteriores había ido a las montañas varias veces para entrevistar a los líderes de la KCK (la organización paraguas bajo la que también se refugia el PKK), entre los que se encontraban Besê Hozat y (varias veces) Cemil Bayık, colíderes de la KCK. El objetivo de mi libro era pasar tiempo con combatientes comunes para conocer su mundo, sus aspiraciones, sus razones para luchar, su vida diaria y sus circunstancias.
Luz de sol
Una de las últimas mañanas de aquel año, un rayo de sol en mi rostro me despertó. Dormíamos a la intemperie por razones de seguridad. Muy pronto, pensé, volveré a Holanda. Quizá visite un campamento o entreviste a uno de los líderes para un reportaje, pero nunca volveré a tener el acceso que tengo ahora. Mi acceso profundo al universo guerrillero estaba a punto de terminar.
No sabía que, poco después, visitar las montañas se volvería completamente imposible. Cuando estuve allí, Turquía ya contaba con drones armados, pero no eran tan omnipresentes como ahora. Ahora es demasiado peligroso ir.
Desde entonces, la KCK ha intensificado sus esfuerzos para publicar y difundir las opiniones de los miembros del Consejo Ejecutivo en “entrevistas” (entre comillas porque no son entrevistas en el sentido periodístico clásico, con preguntas críticas y con información adicional para aclarar las citas). Esto las convierte en lecturas interesantes para quienes conocen la situación sobre el terreno, el contexto de la lucha kurda y el papel del PKK en ella y la forma de pensar del movimiento, pero demasiado complicadas para los relativamente ajenos al movimiento.
Prisión de Imrali
Cada vez que recibo un enlace a una nueva publicación, lo leo y me dan ganas de hacer preguntas adicionales. Cuando Duran Kalkan, por ejemplo, se refiere a un “sistema de genocidio en Imrali” (Imrali es la prisión donde Abdullah Öcalan ha estado encarcelado desde 1999), ¿qué quiere decir? Cuando dice que “la totalidad del Norte es una zona de batalla” (el Norte es el Kurdistán ocupado por Turquía), le preguntaría si podría explicarlo, porque desde fuera parece que en el Norte el PKK se ha debilitado significativamente en los últimos años. Y, de hecho, Turquía no logrará eliminar al PKK este verano, como prometió Erdogan, pero muchas zonas que antes estaban bajo el control del PKK están ocupadas por Turquía ahora, como él mismo dice, así que ¿cuál será el resultado final? ¿Cuánto tiempo más podrá resistir el PKK?
He aprendido que los dirigentes del PKK se toman el tiempo de responder a las preguntas y, siempre que se formulen de forma educada, se puede preguntar prácticamente cualquier cosa, incluso las preguntas más básicas y directas. Sobre todo, estas preguntas fundamentadas, aunque bastante básicas, permiten que un público más amplio comprenda lo que está sucediendo. Y cuanto mejor y más amplio sea el público informado, más urgentes serán las exigencias que podrán plantear a sus representantes y más inteligentes serán las decisiones que puedan tomar para su propia vida y para su propia contribución, por ejemplo, a las luchas antifascistas en todo el mundo.
Sandía
Además, visitar las montañas y hablar con el PKK como periodista te proporciona información adicional muy útil. Hasta ahora, la mayoría de las entrevistas que he hecho se han realizado en algún lugar del bosque, donde previamente algunos combatientes habían colgado una bandera del PKK entre dos árboles, colocado unas sillas de plástico alrededor de una mesa de plástico con un plato lleno de trozos de sandía. Una entrevista podría durar fácilmente dos horas. Sería interesante observar cualquier cambio en estas rutinas y hacer algunas preguntas al respecto.
También serían significativos los cambios en la carretera que lleva a Qandil (una zona concreta en las montañas, pero que en general se utiliza para referirse a todas las tierras que posee el PKK). ¿Siguen habitadas las aldeas que hay allí? ¿Siguen en pie los monumentos conmemorativos a los ciudadanos que murieron en los ataques turcos o los ha destruido Turquía? ¿Cómo luce ahora el tramo de carretera donde siempre estuvo o quizás siga estando el primer puesto de control del PKK? ¿Se puede seguir visitando el cementerio de los mártires, no muy lejos de ese punto, y es posible mantenerlo en buen estado?
Ocupación
El público tiene derecho a recibir información y respuestas proporcionadas por periodistas independientes. Estoy segura de que el PKK acogería con agrado la llegada de periodistas extranjeros lo antes posible, pero a Turquía le gusta la situación actual. Su guerra no tiene sentido y no resolverá la cuestión kurda, su creciente ocupación del Kurdistán iraquí es ilegal y el uso despiadado de drones es ilegítimo (porque las muertes de civiles se consideran a la ligera como daños colaterales, cuando no directamente deliberados), y cuanto menos periodistas extranjeros acudan, menos atención recibirá y más fácil le resultará salirse con la suya.
Como periodista y ciudadana, ¿cómo no voy a alzar la voz? En cuanto sea posible volver a visitar Qandil, seré la primera en inscribirme.
FUENTE: Fréderike Geerdink / Medya News / Traducción y edición: Kurdistán América Latina