La agencia de noticias ANF (Firat News) publicó una serie de artículos referidos a la importancia de las comunas en la sociedad, las experiencias actuales de este tipo de organización y su vinculación con el Movimiento por la Liberación de Kurdistán y su líder, Abdullah Öcalan.
A continuación publicamos la primera entrega de la serie de artículos.
Tanto en Manifiesto por una Civilización Democrática como en el Manifiesto por la Paz y la Sociedad Democrática, las comunas que Abdullah Öcalan define como la salvación de la humanidad han existido a lo largo de la historia como los espacios organizativos más esenciales y pequeños donde las personas comparten y viven colectivamente. Lo que distingue a las comunas de otras formas de organización es que son espacios en los que todos pueden expresarse y articular sus puntos de vista en la vida cotidiana.
La estructura comunal, que se ha intentado muchas veces a lo largo de la historia y que ha constituido los pilares básicos de la organización socialista, se presenta ante nosotros como un modelo que se ha desarrollado continuamente a través de procesos, se ha renovado aprendiendo de sus errores y ha seguido evolucionando. La razón principal de esto es que las comunas son, de hecho, la esencia misma de la vida, la forma organizativa más fundamental y precisa.
Hoy, las comunas, que han vuelto a la agenda política gracias a las declaraciones del Movimiento por la Liberación de Kurdistán y de Öcalan, se presentan ante nosotros y nosotras como la única vía de salvación para los pueblos dentro del sistema mundial en evolución, ya que ofrecen una alternativa al sistema capitalista en el que vivimos y a la concepción liberal de la democracia.
Las comunas bien organizadas que encuentran su lugar dentro del sistema adecuado se convierten en una fase importante en la lucha por construir el socialismo. Esto está ligado a un buen conocimiento del pasado, una correcta comprensión de la estructura comunal y una definición precisa de la misma. Si hoy se actúa conforme a las condiciones y principios enunciados por Abdullah Öcalan en su nuevo paradigma y en el Manifiesto por la Paz y la Sociedad Democrática, la organización comunal constituirá un paso fundamental para que los pueblos puedan acceder al socialismo.
Öcalan, cuyo pensamiento mantiene una cierta continuidad y que siempre impulsa un proceso de renovación que profundiza su perspectiva, llevaba tiempo experimentando con estructuras comunales dentro del Movimiento por la Liberación de Kurdistán y con la aplicación de estas estructuras a todos los ámbitos de la vida. Especialmente en la década de 1990, cuando la guerra y la lucha alcanzaron su punto álgido en los experimentos comunales llevados a cabo en las zonas donde se encontraban los cuadros, siempre otorgó importancia a las comunas no solo como estructura económica, sino como un estilo que abriría el camino a la organización de todos los aspectos de la vida.
El Movimiento por la Liberación de Kurdistán siempre evitó el mayor error de la concepción clásica de la izquierda y de las estructuras que insisten en la ideología socialista real: considerar la comuna simplemente como un modelo de organización económica. Con los procesos de comunalización que comenzaron especialmente en las cárceles durante la década de 1990, demostró cómo debía organizarse la vida cotidiana en prisión, cómo debían vivir los cuadros y patriotas allí presentes, y mediante estos experimentos logró forjar el estilo correcto.
¿Qué es una comuna y qué no es?
A lo largo de la historia, el fenómeno del Estado siempre se ha situado en una posición que ataca lo que pertenece a los seres humanos, lo altera para su propio beneficio y lo asimila. El acto de Abdullah Öcalan de comenzar la historia con las comunas es, en sí mismo, una respuesta a estos esfuerzos de asimilación y destrucción. Porque la doctrina que presenta la historia como la historia de la lucha de clases y la historia de las clases que se apoderan del Estado proviene, en realidad, de un enfoque que considera el fenómeno del Estado como absoluto y limita la historia a su propio origen.
Por este motivo, la sociedad preestatal fue tildada de “primitiva”; fue menospreciada y ese período se presentó como “una época en la que no existía la civilización”. Esta definición no solo caló hondo entre quienes gobernaban el Estado, sino también dentro de las concepciones socialistas que se definían a sí mismas como alternativas. La razón fundamental es que cada sistema de pensamiento se proponía gobernar el Estado para sí mismo.
Situar el fenómeno del Estado en el centro de la lucha y considerar la toma del poder como un logro pudo parecer el enfoque correcto al principio, pero la práctica demostró que quien tomaba el poder moldeaba la sociedad según su propia mentalidad y se dedicaba a crear una sociedad homogénea.
Cualquiera que sea la fuerza que ostenta el poder, cualquiera que controle el Estado, es su mentalidad e ideología la que se impone a la sociedad. Este esfuerzo de imposición y homogeneización, inherente a la naturaleza del aparato estatal, inevitablemente convierte cualquier enfoque ideológico en un sistema totalitario, incluso si comienza con la pretensión de liberar a la sociedad.
Los Estados siempre buscan destruir o absorber toda solución o enfoque que represente una alternativa a su soberanía. Entre las definiciones de los períodos asimilados o menospreciados como “primitivos” se encuentra el concepto de comuna. La principal razón para asociar insistentemente la comuna con el llamado período primitivo radica en el deseo de eliminar un espacio en el que cada segmento de la sociedad pudiera organizarse.
El sistema definía la comuna como “una forma de organización de un grupo cerrado”, y presentaba como ejemplos de organización comunal a las comunidades que “daban la espalda a los avances del mundo” y buscaban vivir “como lo hacía la humanidad primitiva”. En otros contextos, se definía como “vida colectiva la convivencia de quienes comparten las mismas ideas”.
La mayor trampa de esta definición reside en la expresión “quienes comparten las mismas ideas y puntos de vista”. Dicha definición genera, dentro de la sociedad, una nueva división y una nueva exclusión. Hoy en día, algunas instituciones que existen dentro del sistema (por ejemplo, asociaciones patronales, asociaciones de trabajadores, etc.) son claros ejemplos de ello.
Una estructura comunal dividida en clases y segmentos, incluso dentro de un sistema socialista, no hace más que crear división y exclusión; de hecho, conlleva la “formación de castas”, que Abdullah Öcalan ha criticado desde hace tiempo. Como ha demostrado claramente la práctica, las prácticas socialistas que adoptaron ese enfoque han llegado hoy al punto de desaparecer.
La palabra “comuna”, etimológicamente, deriva del latín communis y de las lenguas arias kom, y se ha utilizado con el significado de “comunidad”. Comuna y comunalidad expresan una vida comunitaria. Lo esencial aquí es un sistema libre de estatismo, de castas y clases dominantes, en el que la sociedad se incluye en la vida según sus propias necesidades y según la capacidad de cada persona.
Sin embargo, como se mencionó anteriormente, el fenómeno estatal comenzó a desacreditar este sistema, que se erigía como una alternativa y que tenía realidad práctica, comenzando por el plano de las palabras y las definiciones.
Si la colectivización no incluye a todos los sectores de la sociedad o si se basa en estructuras segregacionistas, el resultado será la destrucción. Esto se debe a que uno de los mayores problemas de las organizaciones comunales basadas en la segregación es que contradice directamente uno de los principios fundamentales del enfoque de la “Democracia Negociable”, que Abdullah Öcalan define como el sistema de transición al socialismo: “No estar sujeto a la mayoría, sino al consenso social”.
Dentro del Movimiento por la Liberación de Kurdistán, la estructura comunal no se limita a quienes comparten las mismas ideas; es una estructura donde todos pueden expresarse, manifestar sus opiniones sin presión y debatir. Por esta razón, a diferencia de las estructuras socialistas reales, las comunas no se organizan ni se implementan mediante órdenes superiores ni mediante el nombramiento de personas como “gerentes”. Están organizadas, estructuradas y realizadas por los componentes esenciales del área que se está formando.
En 2010, durante una reunión con él, Öcalan realizó la siguiente valoración sobre la organización comunitaria: “Organizar al pueblo, desde el nivel más bajo hasta el más alto, en forma de comunas debe ser nuestro paradigma fundamental. En la práctica, esto debería traducirse en la búsqueda de soluciones prácticas a los problemas cotidianos. Solo así podremos alcanzar el socialismo. La Comuna de París fue un buen comienzo, pero no se comprendió del todo. De haber tenido éxito, podría haber surgido el socialismo que Marx anhelaba. Sin embargo, posteriormente surgió una concepción socialista que sostenía que el socialismo solo podía construirse con la ayuda del Estado. Pero el Estado no puede ser socialista; solo la sociedad puede serlo”.
Estructuras comunales a lo largo de la historia
En su último manifiesto, Öcalan afirmó que la historia de la humanidad debe entenderse no a través de la lucha de clases, sino a través del conflicto entre el Estado y la comuna, y que las organizaciones comunales se remontan a los albores de la historia humana. Esta definición y afirmación han sido objeto de numerosos debates públicos y continúan siéndolo en la actualidad.
Para no concebir la historia como una lucha de clases, sino como una forma de vida y de lucha, es necesario transformar y reescribir los conceptos de historia humana que hasta ahora se han aceptado como fundamentales en la lucha por el socialismo. Distinguirse de la narrativa histórica impartida durante décadas por historiadores marxistas y capitalistas implicó romper numerosos tabúes. En particular, significó derribar la definición de “sociedad comunal primitiva”, que constituía la base de la historiografía socialista y la narrativa lineal que la siguió: “Sociedad comunal primitiva, sociedad esclavista, sociedad feudal, sociedad capitalista, sociedad comunista”.
La historia de la humanidad es también la historia de las comunas y de las luchas de poder libradas contra ellas. Como resultado de estos procesos de lucha, la humanidad conoció el aparato estatal, la clase dominante y su aparato de fuerza. Quienes gobernaron las sociedades mediante la coerción para su propio beneficio también buscaron reescribir la historia humana a su conveniencia. Sin embargo, a pesar de los persistentes esfuerzos de destrucción, asimilación y difamación por parte de quienes gobernaban el aparato estatal, las experiencias comunitarias continuaron, en cada período de la historia, reivindicando ser una esperanza para las sociedades, e independientemente de sus resultados, demostraron que existía una alternativa para la humanidad.
Aunque hoy en día se intenta erradicarlos de las sociedades, el Oriente occidental está repleto de ejemplos significativos de movimientos y levantamientos comunales. A la vanguardia de estos se encuentra el Levantamiento de Mazdak y la tradición que engendró. La perspectiva filosófica desarrollada por Mazdak sentó posteriormente las bases de las estructuras comunales y aún conserva su vigencia. Además, muchas estructuras religiosas y culturales del Oriente occidental, contrarias a las élites gobernantes, buscaron mantener su existencia mediante la autoorganización y la resistencia; y quienes se oponían a ellas siempre recurrieron a la fuerza para destruir estas experiencias. Al igual que el Levantamiento de Mazdak, el Movimiento Hurufi es uno de los ejemplos más destacados de esto, y sus efectos aún se dejan sentir en Kurdistán, Turquía y en todo el Oriente occidental.
Según la perspectiva filosófica de Mazdak, “la propiedad y la riqueza deben compartirse colectivamente, debe haber igualdad entre mujeres y hombres, y no debe establecerse ningún poder sobre las personas”.
Por su parte, la comunidad hurufi basó su enfoque en la naturaleza, considerando no solo a los seres humanos, sino a toda la naturaleza, como sus hermanos.
La tradición hurufi, que dio origen a la filosofía de “un bocado, una capa”, también fue reprimida violentamente, al igual que el Levantamiento Mazdak; los hurufis se vieron obligados a dispersarse y esconderse por todo el Oriente occidental.
Los levantamientos del jeque Bedreddin, el jeque Ismail Maşuki y los kalanderis que surgieron posteriormente deben analizarse desde la misma perspectiva comunalista. En esta región, todo movimiento que se alza contra el poder y las clases dominantes siempre conlleva una visión comunalista.
El pensamiento del jeque Bedreddin, “colectivización en todas partes, excepto en la mejilla del ser amado”, encuentra paralelismos con las palabras de Ismail Maşuki: “Si venimos de la tierra y a la tierra volvemos, ¿por qué son más ricos que nosotros?”. Ambos levantamientos se opusieron a los privilegios de la élite.
No solo en el Oriente occidental, sino en todo el mundo, en diferentes épocas, los trabajadores y los oprimidos han experimentado prácticas comunales. Y a través de esas experiencias intentaron organizarse y construir una vida en común.
Sin embargo, la mayor deficiencia de las experiencias comunitarias, dondequiera que se desarrollaran, radicaba en que, junto al ideal de construir una vida en común, subestimaban el aparato estatal al que se enfrentaban. En lugar de construir un nuevo sistema que representara una alternativa al poder y al sistema mismo, el desarrollo de una práctica comunitaria basada en las mismas fronteras y definiciones impuestas por este último condujo, en última instancia, al fracaso.
El hecho de que la Comuna de París, las experiencias soviéticas y los experimentos comunales en regiones y países como México, en Latinoamérica y África terminaran en fracaso, evidencia la dificultad de comprender plenamente la idea de construir una vida sin Estado, uno de los pilares fundamentales del movimiento comunal. La percepción de “Estado contra Estado” se convirtió en uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de la comuna.
Una de las razones por las que los movimientos comunales, que comenzaron como protestas contra las clases dominantes y sus privilegios, se transformaron posteriormente en una lucha por el poder es precisamente esta. Además, en muchos de los movimientos comunales (con algunas excepciones) no se desarrolló un mecanismo de autodefensa adecuado, y no se pudieron implementar métodos eficaces de defensa contra los ataques del poder al que se enfrentaban.
Dado que el objetivo principal de nuestro análisis no es la historia completa de las comunas, no profundizaremos en las experiencias comunales. Las experiencias comunales, frecuentes en las comunidades islámicas del Oriente occidental y otras sociedades, fueron persistentemente desacreditadas; ni siquiera se les permitió presentarse como una utopía para la humanidad. El ejemplo más llamativo de esto es la definición de las comunidades que están fuera de la autoridad dominante en las sociedades islámicas como zındık (hereje), mülhid (ateo/negacionista) o kafir (infiel/no creyente).
Experiencias comunitarias en la historia: surgimiento y fin
-Los cármatas (Oriente occidental).
-Los hurufis (Irán, Mesopotamia).
-El movimiento del jeque Bedreddin.
-El movimiento del jeque Ismail Maşuki de Oğlan.
-La Comuna de París.
-La experiencia de Cantón (España).
-La República de Istranca (Imperio otomano).
-El levantamiento magonista (México).
-La Comuna de Morelos (México).
-La República Soviética de Naissaar (Estonia).
-La República Soviética de Odesa (Ucrania).
-La Majnovshchina (Ucrania).
-La República Soviética de Bremen (Alemania).
-La República Soviética de Baviera (Alemania).
-La República Soviética de Limerick (Irlanda).
-La Patagonia Rebelde (Argentina).
-El levantamiento de Tambov (Rusia).
-El levantamiento de Kronstadt (Rusia).
-La Comuna de Guangzhou (China).
-La Prefectura de Shinmin (China).
-La Revolución Catalana (España).
-Consejo Soberano de Asturias y León (España).
-Confederación Nacional del Trabajo (España).
-República Popular de Corea (Corea del Norte).
-Comuna de Saigón (Vietnam).
-Comuna Popular de Shanghái (China).
-Horizontalidad Argentina (Argentina).
-Ciudad de Oaxaca (México).
-Symphony Way (Sudáfrica).
-Comuna del Parque Gezi (Turquía).
-Zona Autónoma de Capitol Hill (Estados Unidos).
FUENTE: ANF / Edición: Kurdistán América Latina